Europa atraviesa una situación de calma tensa. La decisión de Putin de atacar Ucrania rompió con lo establecido y ahora el mundo pasa por un momento de máxima incertidumbre. Ucrania está siendo atacada, sí; la respuesta de la OTAN, por el momento, se hace esperar.
A la espera de la próxima deriva de Vladimir Putin, Europa y el mundo siguen en compás de espera. Eso sí, Rusia sigue jugando sus cartas. Así lo demuestra su último anuncio: alertan de más de 400 minas a la deriva que podrían llegar al Mediterráneo.
Las autoridades rusas han alertado de que unas 420 minas colocadas por las Fuerzas Armadas ucranianas en el mar Negro están ahora a la deriva debido a la última tormenta que ha roto los cables que las anclaban. El servicio secreto de Rusia, para más inri, concreta que dichas minas se están desplazando hacia el estrecho del Bósforo.
Insisten en que se trata de un error —lo provocó, según dicen, una tormenta— y aseveran a las embarcaciones de la zona que hay riesgo real de que las minas lleguen.
La tormenta antes de la 'tormenta'
De hecho, Rusia y sus fuerzas armadas insisten en ello: la tormenta habría roto los anclajes. "El viento y las corrientes hacen que vayan a la deriva por la parte occidental del mar Negro. Las corrientes de superficie en dirección sur son dominantes, por lo que no se descarta que vayan hacia el Bósforo e incluso lleguen al Mediterráneo", dicen desde el Servicio de Seguridad Federal de Rusia (FSB).
El mismo servicio secreto ruso asegura que estas estaban colocadas en los puertos de Odesa, Ochakov, Chernomorsk y Yuzhny y que se habrían soltado a causa del temporal.
Una violación del derecho por parte de Rusia
Sí, las autoridades rusas han alertado del riesgo por la presencia de minas en el suroeste y el noroeste del mar Negro. Pero lo cierto es que el ejército ruso no podía, bajo ningún concepto, colocar dichas minas.
Así las cosas y tal como recoge Europa Press, la colocación de minas marítimas supone una violación de la 8ª Convención de La Haya de 1907.
Las minas autoexplosivas no pueden ser controladas en modo alguno y por tanto, según el tratado de La Haya, no son consideradas seguras. Rusia, de nuevo, habría violado la ley.