Se apagó la eterna sonrisa de Graciela Ruiz Ortiz, la ovetense de 50 años que se convirtió en ejemplo de superación por su lucha contra el ELA. Graciela murió ayer tras una intensa batalla contra la enfermedad que dejó muy afectadas sus extremidades. En los últimos años había encabezado una campaña de donaciones.
Graciel Ruiz ha muerto en Oviedo, la ciudad donde nació hace medio siglo y a la que volvió hace poco para afrontar lo que le quedaba de vida. La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padecía hizo estragos en los últimos años. Pero nunca abandonó la vitalidad con la que afrontó su enfermedad de forma ejemplar.
Además, antes de irse dejó un mensaje a sus familiares y amigos: “Ciudadana del Planeta Tierra, la Vía Láctea. Os deseo una bella vida y una dulce muerte”. Sus allegados han compartido la frase en las redes sociales donde, se han despedido de Graciela recordando su energía y su compromiso.
La vida de Graciela Ruiz
Graciela Ruiz Ortiz se hizo muy famosa en la escena musical asturiana de los años noventa y en el círculo artístico. Estudió en la Escuela de Arte y se afincó en Ibiza, donde llevó a cabo buena parte de su trayectoria profesional. En 2018 le diagnosticaron la enfermedad, y cuando ya estaba muy avanzada volvió a su tierra.
Su forma de afrontar una enfermedad tan cruel se convirtió en un ejemplo para todos, ya que lo hizo con una vitalidad contagiosa. Además experimentó las terapias alternativas e hizo una campaña para recaudar fondos. Cinco años después, la enfermedad se la ha llevado para siempre en su Oviedo natal.
El nombre de Graciela Ruiz Ortiz se hizo célebre en el principado tras iniciar una campaña solidaria para conseguir financiación. La ELA no tiene cura hoy por hoy, pero ella se negó a aceptarlo y exploró una terapia con máquinas de frecuencias vibracionales. Para financiar los costes inició la campaña de donaciones.
Campaña de donaciones
“La medicina tradicional no ha encontrado una solución hasta el momento”, explicó, “por lo tanto he comenzado una búsqueda de terapias alternativas”. Aseguró que el tratamiento la estaba ayudando, pero que era demasiado costoso. Por entonces tenía “afectados los miembros superiores y debilidad en las piernas”.
Entidades como el Club Deportivo Grujoan se sumaron a la acción benéfica, y gracias a la campaña consiguió reunir 18.000 euros. Con el dinero pudo costear el tratamiento y también dar visibilidad a esta enfermedad. La noticia de su fallecimiento ha causado una gran tristeza en la comunidad de enfermos de ELA en Asturias.
La presidenta de la Asociación ELA-Principado, María José Álvarez, la ha recordado como “una buena chica”. Graciela había colaborado con ellos durante unos meses y ahora deja un gran vacío en la entidad: “es una verdadera pena”. El sentimiento se ha hecho extensivo a otras asociaciones de la región.
Adiós a la luchadora
Pero donde más dolor ha causado su pérdida ha sido en su entorno, entre sus allegados. “Siempre cantando y sonriendo”, así es como recuerdan a esta luchadora “dulce” cuyo lema de vida era “viva la vida y viva el amor”. Tras su fallecimiento han mostrado carteles con su foto y las últimas palabras que pronunció.
También recogían su mensaje “Nadie sabe cuándo va a ser el momento de su último aliento”, con el “nadie” tachado en rojo. Les queda, eso sí, el consuelo de pensar que la fallecida será un ejemplo para todos los enfermos de ELA. Esta es una enfermedad neuronal que afecta al movimiento de los músculos voluntarios.
Actualmente la enfermedad no tiene cura, aunque la investigación sigue avanzando. Por ejemplo, un grupo de científicos italianos ha detectado la causa de la enfermedad en la deficiencia de una enzima. Se trata del primer paso para encontrar la cura de una patología que afecta a cinco de cada 100.000 personas en el mundo (cien afectados en Asturias).