Melchor Bravo es un guardia civil que se ha visto involucrado en dos de los casos más recientes y peligrosos ocurridos en la provincia de Teruel. Uno de ellos, el más reciente, la detención del Rambo de Requena, el otro la fuga de Igor el Ruso. Los dos casos se han dado en apenas dos años de diferencia y, tras el caso de Igor el Ruso, la Guardia Civil actuó de diferente manera con el caso del Rambo de Requena, que ha terminado en éxito.
A las 18.00 horas se daba caza del Rambo de Requena en Andorra (Teruel). Se logró mediante la neutralización del sospechoso de un tiro en la pierna y el posterior traslado urgente a un centro médico. «Otra vez la historia se repetía. En el mismo lugar...Otra vez en Andorra. No nos podíamos permitir otro muerto», manifestaban a ‘El Español’ miembros de la Guardia Civil.
Tres horas antes de llevar a cabo la detención, el Rambo de Requena había herido de bala a un guardia civil. Hasta el momento de su detención toda la población estuvo en vilo, pues a todos les venían a la memoria los recuerdos de dos años antes, el caso de Igor el Ruso.
De hecho, a poco kilómetros del lugar de la detención del Rambo de Requena, la guardia civil perdió a dos hombres, Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, que fueron mortalmente abatidos por el cruel asesino Igor el Ruso.
«Esta vez sí se hizo bien», manifiestan desde la benemérita en relación al caso del Rambo de Requena. «Esta vez también tuvimos mucha suerte», decían los vecinos de la localidad, pues el detenido estuvo deambulando por el centro del municipio con el arma al hombro, que llegó a tomar incluso a un vecino de rehén.
Así, gracias al disparo de Melchor Bravo y su posterior actuación al practicarle un torniquete en la herida al detenido, se pudo salvar su vida y trasladarlo con vida al centro médico. Pero para que esta operación tuviera éxito, en la que se movilizaron muchos agentes, tuvieron que pasar por anteriores situaciones en las que tantos refuerzos no tuvieron actuación en el pasado, como en el caso de Igor el Ruso.
Experiencias del pasado en la misma zona con un delincuente armado, Igor el Ruso
Muchas han sido las felicitaciones por la actuación de los agentes en la detención del Rambo de Requena. Pese a ello, aún retienen el amargo sabor de la operación que se realizó años atrás en la zona. La casualidad quiso que Melchor Bravo fuese el agente que auxilió en 2017 a los agentes heridos por Igor el Ruso. Además, también fue él quien recogió el cadáver del ganadero que dejó a su paso.
Según manifestó en el juzgado de Instrucción de Alcañiz por el triple crimen del serbio, intervino «en la búsqueda, localización y detención al autor de los delitos de robos que se produjeron en la zona y el doble homicidio en grado de tentativa» contra los dos agentes fallecidos.
Lo que se deja ver en el sumario de aquél caso es que la Guardia Civil cometió el error de no evaluar el riesgo del suceso, por lo que no se pidieron los refuerzos suficientes, pese a que días antes, el delincuente serbio había disparado con claras intenciones de matar.
Esos desgraciados hechos hicieron que esta vez todo fuese diferente. Para localizar y reducir al Rambo de Requena se han movilizado hasta un centenar de efectivos. Cosa que no pasó en la actuación contra Igor el Ruso.
Bravo se encontraba buscando a Igor horas antes de que el delincuente del este llevase a cabo los crímenes. Lo estaba haciendo en unas cuevas en las que José Luís Irianzo pensaba que se escondía.
No dieron con él en las cuevas pese a haber dejado por la zona rastros evidentes que los investigadores no enviaron a analizar hasta que hubo cadáveres. Se tardaron hasta seis días en dibujar el retrato robot del presunto delincuente después de haber asesinado por primera vez. Los casquillos se enviaron a analizar diecisiete días después del intento de homicidio, según ‘El Español’.
Según el citado medio, tras dar por finalizada la búsqueda en las cuevas aquél 14 de diciembre de 2017, el agente Bravo y otros cinco guardias civiles se despidieron del ganadero y se dirigieron al cuartel. El ganadero fue a buscar a su padre a su explotación ganadera, lugar donde Igor el Ruso había robado, la noche anterior, y lugar en el que se encontraba. Al abrir la puerta, Igor acabó con su vida disparándole.
Al recibir los agentes el aviso de que se habían producido disparos en el Mas de El Saso, pidieron ayuda a un vecino para ir para allá, pues no sabían el camino exacto indicado. Al lugar se desplazaron Bravo, el capitán y dos guardia civiles más.
Cuando llegaron al camino rural, se ordenó que los dos guardia civiles, Romero y Caballero, fuesen a investigar el hallazgo de un vehículo que había enfocando con sus luces a una casa de campo. Mientras los dos guardias civiles fueron a investigar el vehículo, el capitán y Bravo fueron en dirección a la ubicación señalada por el vecino, en la que se habían escuchado disparos.
Poco después, el agente Bravo y el capitán escucharon cómo un componente de la patrulla de Andorra decía que podría haber «alguien herido en la zona», momento en el que deciden volver al lugar en el que los dos anteriores guardias civiles habían ido a inspeccionar.
Nada más llegar, vieron el coche de los compañeros y a ambos tendidos en el suelo. Igor el Ruso había acribillado a balazos a ambos guardias civiles, perdiendo sus vidas en el acto y, además, el criminal les había robado las armas reglamentarias a ambos.
Más tarde se descubriría el cuerpo sin vida del hijo del ganadero que había acompañado a los guardias civiles a comprobar los disparos escuchados en otro terreno.
Medidas más extremas contra delincuentes armados
Ahora, el abogado de Igor el Ruso ha pedido la nulidad del proceso, pues cuando se descubrió el cuerpo sin vida del hijo del ganadero en su explotación, los agentes recogieron el cuerpo sin esperar a que un forense y un juez diesen por bueno el levantamiento del cadáver.
Desde el terrible suceso ocurrido con Igor el Ruso, se han tomado medidas mucho más extremas para tratar de acabar con amenazas armadas, por ese motivo para dar con el Rambo de Requena se dio orden a un centenar de agentes para compañar en la operación y es más que posible que gracias a ello se haya terminado la operación de detención con éxito.