El coronavirus está arruinando a las peluquerías españolas. Más del 65% de los salones trabaja por debajo del 33% del aforo permitido por el Gobierno, según el informe aportado por la plataforma Alianza.
Además, unas 15.000 peluquerías estarían en riesgo de cierre por la crisis sanitaria del COVID-1. Estas circunstancias han obligado a los salones a cerrar su actividad laboral durante casi dos meses, causando unas pérdidas semanales de casi 80 millones de euros.
Con el avance de la desescalada, el pasado cuatro de mayo, las peluquerías han vuelto a reabrir sus puertas, eso sí con las medidas de higiene y seguridad impuestas por el poder ejecutivo.
Los salones de peluquería y estética han realizado un sobresfuerzo económico para poder atender a sus clientes. Todos los centros han tenido que adaptar sus negocios con los materiales indispensables para garantizar el servicio y velar por la salud de sus usuarios.
Esto ha supuesto una gran dificultad para más de la mitad de los salones, pues la reapertura de las peluquerías ha exigido una inversión extra y tomar la decisión de encarecer sus servicios.
Malos tiempos para el sector
Con la restricción de la actividad en sus negocios, las peluquerías han tenido que asumir unas medidas difíciles de asumir.
Más de la mitad de los establecimientos han destinado un único estilista por consumidor y servicio. Estas mesuras limitan el rendimiento del negocio cuyo trabajo se basa en mano de obra intensiva y el tiempo es concluyente.
La patronal de perfumería y cosmética Stanpa, ha señalado que para el 40% de las peluquerías ha sido un gran reto mantener siempre la distancia de seguridad entre los clientes. Sin embargo, la cita previa ha sido una tarea fácil de lograr.
El sector de las peluquerías da empleo a más de 150.000 estilistas en España, distribuidos por todo el territorio nacional.
Esta semana se ha cumplido justo un mes del inicio de la desescalada y un gran número de peluquerías han denunciado que el retorno del sector a la nueva normalidad les está llevando a la ruina.
La mayoría de salones reclaman al Gobierno la bajada del IVA para salvar al sector, que se encuentra en horas bajas.