El próximo 10 de marzo se cumplirán 14 años desde que Yéremi Vargas desapareció en un descampado cercano a la vivienda familiar en el municipio de Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria). Sin embargo, su familia sigue sufriendo su pérdida como el primer día. Por este motivo, la madre de aquel niño de 7 años al que se le perdió la pista en 2007 ha pedido ayuda para tratar de dar con el paradero de su hijo.
Ithaisa Suárez Santana nunca ha dejado de buscar a su primogénito y aunque ya ha recurrido a todos los medios posibles para conseguir localizarle, no ha dudado en volver a solicitar la ayuda de los ciudadanos a través de una publicación en su cuenta de Facebook que ya ha sido compartida más de 2.000 veces.
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«Buenas noches. Yéremi, mi niño. Sigo compartiendo su foto para que siga presente. Para que llegue a quienes tiene que llegar. Que su familia pasa noche tras noche esperando, luchando, acostando la cabeza en la almohada pensando y pensando a penas sin poder descansar», ha empezado escribiendo la mujer en sus redes sociales.
«Sufriendo casi 14 años ahora mismo. Y qué prioridad más grande en este mundo es que 14 años son suficientes años de espera. Y ahí lo dejo. Gracias por no olvidar a nuestro niño. Gracias por compartir su foto siempre. Por favor, ayudarme a seguir compartiendo nuestra lucha. Gracias a todos y a todas. Pido fuerza para compartir este mensaje».
Han pasado casi tres lustros desde que se le perdió el rastro a aquel pequeño de 7 años, que ahora tendría 21, pero Ithaisa Suárez ha demostrado, una vez más, con esta publicación que no va a dejar de buscar nunca a su hijo.
14 años sin Yéremi Vargas
Yerémi Vargas desapareció el 10 de marzo de 2007 en un descampado cercano a la vivienda familiar de Santa Lucía de Tirajana mientras jugaba y aunque están a punto de cumplirse 14 años desde entonces, la investigación ha seguido en curso.
En marzo de 2012 el caso dio un giro cuando la Guardia Civil encontró nuevos datos sobre un vehículo y la ropa del menor. Así, la Benemérita empezó a trabajar sobre varias hipótesis que señalaban que la desaparición del menor podría haberse producido por una venganza familiar, como tráfico de seres humanos o de órganos por un pederasta.
De esta forma, investigaron a 195 personas acusadas de pederastia y con delitos a niños de menos de 15 años, de los cuales 15 de ellos fueron vinculados a la isla donde se perdió el rastro de Yéremi.
El principal sospechoso
El 1 de junio de 2016, la Guardia Civil localizó a un sospechoso de la desaparición y el homicidio de Yéremi: Antonio Ojeda, apodado como 'El Rubio'. Un hombre que se encontraba en la prisión de Algeciras (Cádiz) desde el año 2015 por abusar sexualmente de otro menor.
Tras ser acusado como posible culpable del caso del canario, fue trasladado hasta una cárcel de Gran Canaria y compareció ante el juez el 13 de julio. Pero se negó a declarar y a ofrecer muestras de ADN.
Unos meses más tarde, en septiembre de ese mismo año, un compañero de celda de Antonio Ojeda confesó que 'El Rubio' le había contado cómo un vecino acabó con la vida de Yéremi y quemó su cuerpo. Sin embargo, el acusado negó que esto fuera cierto.
Finalmente, el Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana consideró que no existían pruebas ni indicios sólidos que le incriminasen en el caso de este niño, por lo que las diligencias abiertas contra él fueron archivadas. Una decisión que fue ratificada en marzo de 2018 por la Audiencia de Las Palmas.
Desde entonces poco se ha avanzado sobre la investigación de la desaparición de Yéremi Vargas. La última información sobre este asunto salió a la luz el pasado verano.
La familia solicitó que se reabriera el caso cuando apareció un testigo que arrojó algunas pistas nuevas. Una persona que en el momento de los hechos tan solo tenía 12 años y que ahora tiene 25 explicó que vio un coche blanco rondando por el barrio donde se perdió la pista del pequeño de 7 años e incluso llegó a describir una pegatina de una palmera.
Aunque la descripción que coincidió con el del vehículo de 'El Rubio', el testimonio señaló que se trataba de un Opel y el de Antonio Ojeda era un Renault.