Arthur, el exmarine holandés acusado de matar a su pareja en Moraira (Valencia) el 15 de febrero de 2020, ha reconocido los hechos. En el juicio que arrancó ayer admitió haber apuñalado a Alina hasta la muerte y haberla arrojado a un contenedor. Sin embargo, dice que le cortó el cuello para que no sufriera.
En un claro intento de obtener una pena reducida, el asesino trató de edulcorar los hechos y argumenta que perdió la cabeza por los celos. Pero la gravedad del suceso está ahí. Arthur asestó 16 puñaladas a la joven, le cortó la yugular, ocultó su cadáver todo el fin de semana, y luego lo tiró a la basura.
El acusado regentaba una inmobiliaria en Moraira donde trabajaba la víctima, que además era su pareja sentimental. Él es un holandés a punto de cumplir 60 años, ella una rumana de 36. La fiscalía y la acusación piden 25 años de cárcel y una indemnización para la madre de la víctima y su hijo de 14 años.
Celos y ensañamiento
Dos días antes del crimen, el acusado había sorprendido a su pareja en compañía de otro hombre y montó en cólera. La noche de los hechos la estuvo persiguiendo por varios bares hasta que la vio besándose con otro hombre en un pub. Arthur y Alina discutieron, salieron del local y se dirigieron a la inmobiliaria.
Alina fue al baño y él aprovechó para coger un cuchillo de quince centímetros de hoja y agredirla. La primera puñalada fue a traición, por la espalda, sin que la víctima pudiera defenderse. Hubo quince cuchilladas más, y según confesó él mismo, “mientras agonizaba le pasé el cuchillo por el cuello”.
Ayer declaró en la Audiencia Provincial de Alicante, en el arranque del juicio por el crimen de Alina. Dice que perdió la cabeza por culpa de los celos y que tenía las facultades mentales afectadas por el consumo de alcohol y cocaína. La suya es una confesión a medias, y solo respondió a preguntas de su abogado.
La confesión del asesino
“He cometido una falta muy grave, he matado a una persona y no tengo excusa para ello”, declaró, “nunca debí haberlo hecho”. La fiscalía y la defensa estuvieron negociando una reducción de pena, hasta los 17 años de cárcel. Pero la acusación ejercida por la madre de la víctima se negó, y mantienen la petición de 25 años.
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Fiscalía y acusaciones coinciden en la aplicación de agravantes por ensañamiento y crimen de género. Después de cometer el crimen Arthur se fue a su casa y regresó a la mañana siguiente a la inmobiliaria para envolver el cadáver con una manta y un nórdico. Limpió la sangre y dejó el cuerpo allí hasta el día siguiente.
El lunes 17 cargó el cadáver al coche y lo llevó hasta una urbanización en la otra punta del pueblo para arrojarlo a un contenedor de residuos. A las ocho de la mañana los operarios del servicio de recogida encontraron el cuerpo. Alina iba vestida de fiesta y tenía puñaladas por todo el cuerpo y un tajo en el cuello.
Así lo descubrieron
No fue muy difícil dar con el asesino, porque en una esquina del edredón había un apellido escrito a mano con un rotulador. Así llegaron hasta Arthur Karvink y su pareja Alina. La mujer estaba desaparecida pero su novio no lo había denunciado, así que ataron cabos y procedieron a su detención.
Arthur se les avanzó y se entregó él mismo en la comisaría confesando los hechos. Según lo que declaró, “el sábado 15 de febrero encontré a Alina besándose con otro hombre en el bar Cucaracha, y no era la primera vez que lo hacía. Yo había bebido, me acerqué a ella y le dije que estaba cansado de eso”.
Los testigos aseguran que ella siguió besándose como si nada con el otro hombre y que él abandonó el local muy nervioso. Alina se fue con el hombre y volvió veinte minutos después porque se había olvidado el bolso. Se dirigió a la camarera con una frase premonitoria: “Quédatelo, mi marido me va a matar”.
Siempre le perdonaba
Se volvieron a encontrar poco después, y según él ella le pidió que fueran a la inmobiliaria “a meternos cocaína como otras veces”. Asegura que no pensaba matarla, pero que “estando en el baño empezó a decirme cosas malas, que era un mal hombre, y se me cruzaron los cables”. Entonces cogió el cuchillo carnicero.
Antes de clavárselo le dijo “tú siempre con tus putos hombres”, y ella levantó los brazos para defenderse. “Ella gritaba ‘amor, no’, pero yo la apuñalé dos veces más en el pecho, cayó al suelo y yo encima, estaba fuera de mí”, declaró. “Le pasé el cuchillo por el cuello y me senté en la oscuridad mientras dejaba de respirar”.
Arthur y Alina se llevaban 25 años de diferencia, y su relación estaba marcada por las continuas discusiones. Unos meses antes tuvieron una pelea en la que tuvo que intervenir la policía y le pusieron una orden de alejamiento. Pero como muchos otras veces compró el perdón de su novia con sus flores, y lo consiguió.