En la primera oleada en marzo el Covid-19 afectó sobre todo a los mayores de 65 años, y en la nueva fase de los rebrotes afecta más a los jóvenes pero con síntomas mucho más leves o cuadros asintomáticos. Esto puede llevar a los jóvenes a pensar que esto del Coronavirus no va con ellos, pero la historia de esta enfermera malagueña lo cambia todo.
Raquel Cansino es enfermera y tiene 32 años. El pasado mes de abril, como muchos otros sanitarios en España, se contagió de Coronavirus. Tras haber superado la enfermedad, ha contado su experiencia y las secuelas que le quedaron.
La joven enfermera relata que tras pasar el Coronavirus se reincorporó al trabajo en el mes de mayo. Entonces empezaron los problemas. «A los dos días amanecí con dificultad en el habla y pérdida de fuerza en la mano derecha», cuenta en una entrevista, y asegura que después de eso tuvo que ser ingresada en dos ocasiones por las secuelas.
Los efectos del Coronavirus en el cuerpo de esta joven han sido demoledores: «No escribo y tengo olvidos de las cosas rutinarias. Tampoco tengo comprensión lectora, que es bastante deficiente».
En su relato explica que le han hecho muchas pruebas y están intentando descubrir las secuelas que el Coronavirus le ha podido dejar en la cabeza. Dice que tiene tres lesiones inflamatorias y que parece que están asociadas al Covid-19, pero en todo caso está a la espera de seguir haciendo pruebas que confirmen estos extremos.
Mensaje a los jóvenes
Los neurólogos llevan tiempo advirtiendo de los daños cerebrales y neurológicos que produce el Coronavirus en algunos pacientes. Entre las diferentes lesiones han detectado secuelas como procesos inflamatorios, accidentes cardiovasculares, trastornos neurológicos y episodios de delirios y psicosis.
Los expertos siguen investigando para descubrir el origen de estas lesiones y saber cómo afecta el coronavirus al cerebro. Una de las principales conclusiones es las secuelas aparecen por los bajos niveles de oxígeno en el cerebro, y creen que la acción del sistema inmunológico sobre el cerebro favorece los procesos inflamatorios.
En todo caso, por ahora lo que es seguro es que el virus no ha penetrado en el cerebro y que estas secuelas tienen que ver con la reacción del cuerpo a la infección. No es el virus lo que afecta al cerebro, sino la respuesta inmunológica exagerada.
Esto es lo que le podría haber pasado a esta enfermera, que lanza un mensaje a todos los jóvenes: «Les diría que hay que protegerse. Están saliendo muchos casos de jóvenes sin patologías previas que han enfermado y que tienen secuelas graves. Tampoco sabemos cuánto lo pueden propagar y ya no es por ellos, sino por sus familias».