Durante las primeras semanas de la pandemia, los médicos se dieron cuenta de un extrañísimo fenómeno que se conoce como «hipoxia feliz». Esta hipoxemia silenciosa se produce cuando el paciente se va quedando sin aire pero no lo nota, y por lo tanto no hay sufrimiento ni angustia. Ahora, una nueva investigación arroja luz sobre este síntoma.
El desconcierto apareció con la constatación de que había enfermos con niveles de oxígeno en la sangre incompatibles con la vida, y sin embargo no presentaban disnea (dificultades para respirar). Esto desafía a los principios más elementales de la biología, dice el doctor Martin Tobin, director del estudio que, sin embargo, ha encontrado una explicación a eso.
La investigación publicada en una prestigiosa revista científica permite ahora conocer la hipoxia feliz y avanzar en el tratamiento de estos pacientes. Sus conclusiones ayudarán a evitar intubaciones y conexiones a respiradores de cara a la segunda ola del Coronavirus.
El doctor Tobin recuerda que en algunos casos el paciente está tranquilo y usando el teléfono mientras el médico ya ha decidido la intubación endotraqueal para conectarlo a un respirador mecánico. Los especialistas ya advirtieron en su momento del peligro de estos aparatos, que aunque salvan vidas, cuanto más tiempo se pasa con él más difícil es quitarlo.
En el estudio se incluyeron 16 personas con Covid-19 y sin dificultades para respirar a pesar de tener bajos niveles de oxígeno (cerca de un 50%, cuando la saturación normal está en torno al 100%). Los investigadores observaron que la mayoría de estos casos se pueden explicar a través de una serie de mecanismos físicos y patológicos.
El oxímetro de pulso para medir los niveles de oxígeno del paciente puede tener algo que ver, ya que es muy preciso cuando los niveles son altos pero exagera aceleradamente cuando bajan los registros de oxígeno. Otro factor es cómo el cerebro responde a estos niveles bajos de oxígeno, ya que este órgano no se ve afectado hasta que la situación es muy crítica.
Además, más de la mitad de los pacientes tenían bajos niveles de dióxido de carbono en sangre, que podrían atenuar los efectos de la falta de oxígeno. Podría ser también que los efectos del Covid-19, como la pérdida de olfato que experimentan dos tercios de los enfermos, modifiquen la percepción de la falta de oxígeno.
'Simplemente, no lo entendemos'
Todo esto lleva a los investigadores a describir un conjunto de factores que explican el extraño síntoma de la hipoxia feliz, y que lleva a un nuevo planteamiento sobre percepción de esta nueva enfermedad respiratoria por parte de los pacientes.
El síntoma de la hipoxia feliz o hipoxemia silenciosa empezó a acaparar el interés después de un artículo publicado en el The Guardian sobre el fenómeno. Uno de los médicos hablaba de ellos así: «Vemos saturaciones de oxígeno muy bajas y no lo saben. Es algo mucho más profundo y un ejemplo de fisiología muy anormal».
Otro de los especialistas explicaba en aquella ocasión que con una neumonía o una embolia pulmonar el paciente no puede estar sentado en la cama y hablando contigo. «No sabemos si está causando daño a los órganos que no podemos detectar. Simplemente no lo entendemos», decía. Y el misterio sobre este fenómeno no ha dejado de crecer.
Desde entonces, los médicos de todo el mundo, también en España, se sorprendían de que los enfermos a punto de morir estuvieran manejando el móvil como si nada. Como está pasando con otros misterios del Coronavirus, las dudas se van resolviendo y poco a poco todo va encajando.