El Ejército no sólo ha sido necesario para reforzar las tareas de atención durante la emergencia sanitaria, como la desinfección de centros residenciales, sino que además ha sido útil al Gobierno por los informes que elabora, como el que acaba de presentar sobre la evaluación de su actuación en la crisis del Covid-19 y en futuras epidemias.
Según el estudio «Actuación de las Fuerzas Armadas en la Crisis del Covid-19» de la Sección de Doctrina de las Fuerzas Armadas, es imprescindible asegurar la disponibilidad permanente de determinadas cantidades de material sanitario y de la capacidad para producirlos, «de manera similar a las reservas de guerra y al aseguramiento de suministros de los ejércitos».
Por eso recomienda que el Gobierno haga una reserva estratégica de EPIs (equipos de protección individual), máquinas y fármacos para combatir epidemias. Lo fundamental, según el estudio, es disponer de recursos materiales para contener la crisis, y de un tejido industrial de interés estratégico nacional con capacidad para ser reconvertido para producir los materiales.
Además, los militares propone ayudas públicas para «subvencionar parte del tejido industrial que suministre material químico o médico al Estado en situaciones de pandemia». Uno de los puntos a reforzar serían los Centros Militares de Farmacia de la Defensa, por su importancia en la producción de productos farmacológicos independiente del sector privado.
A la hora de hacer frente a una pandemia como la del Coronavirus, el Ejército recomienda disponer de un dispositivo que facilite la rápida detección y reducir grandes concentraciones de personas para ganar tiempo y prepararse para afrontar la epidemia, identificar materiales y productos sanitarios clave y las infraestructuras necesarias para producirlos.
Si algo ha demostrado esta pandemia, dice el informe, es que cualquier retraso en el ciclo de decisión implica daños irreversibles, que se agravan por la dependencia del suministro de material desde el exterior, y la clave es anticiparse al virus y ganar autonomía de suministro para conseguir respiradores, batas, mascarillas y gel desinfectante.
En ese sentido, el informe recoge el ejemplo de otros países de la Unión Europea que retuvieron material cuando Italia lo necesitaba durante la primera ola, una ocasión que aprovecharon potencias como Rusia y China para ofrecer equipos de protección, ganando influencia y socavando así la cohesión de la UE.
«El virus ha puesto de manifiesto nuestra dependencia de China como un problema de seguridad nacional», dice el coronel de infantería especialista en logística José María Ruíz Arévalo, ya que según él «China es a veces el único proveedor mundial de los componentes activos de algunos medicamentos vitales».
Este mismo mes, otros jefes militares se han pronunciado sobre los nuevos retos que plantea esta pandemia. Según el profesor de Economía de la Defensa, Antonio Fonfría, la empresa pública adquiere ahora más valor que nunca para ganar independencia y, además, advierte de otro peligro: «Hay que tener un estricto control de las fake news, debido a sus efectos en el conjunto de la sociedad».