En España solo se habla del turismo y las pérdidas millonarias a causa del Coronavirus en ese sector clave. Pero hay otros sectores con peso dentro de la economía española que se han visto muy afectados por la crisis actual. Es el caso de la metalurgia, cuyo descalabro se puede medir con los datos del consumo de electricidad en la industria metalúrgica.
Este indicador ha retrocedido a su mínimo histórico en el mes de julio tras 26 meses de caída libre, según los datos que ofrece Red Eléctrica. En los últimos meses, el gasto de luz de la industria metalúrgica es un 40% inferior al que tenía en mayo de 2018.
Esto es muy importante porque en el sector metalúrgico el gasto en electricidad está muy relacionado con la producción. Si en mayo de hace dos años se situaba por encima de 100, en julio de 2020 tocó fondo con un 62,3.
Los datos no han dejado de empeorar trimestre a trimestre. En el tercer trimestre de 2018, el consumo eléctrico retrocedió un 2,4% en la industria de este sector, mientras que en el último trimestre de este año ha caído un 4,6%. En los tres primeros meses de 2019, el gasto bajó un 9,2%, y cayó hasta el 14% en octubre.
El primer trimestre de 2020 registró un hundimiento del 12% y en el tramo de abril a junio se ha desplomado un 21,6%. Los retrocesos más fuertes se han producido en los últimos meses y han dado la estocada definitiva a un empeoramiento progresivo que también ha afectado a la actividad de las fábricas.
El estado de alarma ha sido pues la estocada definitiva para el sector del hierro, el acero y otros metales, aunque fueron consideradas industria esencial y no sufrieron restricciones tan duras como las empresas de otros sectores.
Sin embargo, la producción de metales está ligada al ciclo económica y ha sufrido la ligera desaceleración iniciada en el ejercicio pasado, agravada con las restricciones del estado de alarma durante la pandemia del Coronavirus. A ello hay que sumar, además, la guerra de los aranceles entre Estados Unidos y China, y sus consecuencias comerciales a nivel mundial.
El elevado coste energético de este tipo de industrias ha sido la gota que ha colmado el vaso, sobre todo después del recorte de las ayudas que el Gobierno destinaba al pago de la factura de la luz. La electricidad supone una gran parte de los costes de producción de la metalurgia, ya que acumula el 25% del consumo total de luz en España.
Empresas españolas en apuros
Este es el principal motivo de queja del sector: el elevado coste de la electricidad. En 2018, cuando empezó el declive de la industria, pidieron una solución en este sentido al Gobierno, que desde entonces trabaja en un estatuto de los consumidores intensivos de electricidad para reducir la factura eléctrica. Sin embargo, aún no hay una solución definitiva.
Las grandes compañías metalúrgicas están aplicando medidas especiales para reducir los costes, y en algunos casos extremos se plantean la venta o el cierre de las fábricas. Es el caso de Alcoa, la aluminera estadounidense que vendió el año pasado su plantas de Avilés y La Coruña, y anunció el cierre de una parte de la planta de Lugo con 500 puestos en riesgo.
Otra empresa, el Grupo Gallardo, tuvo que recurrir a un fondo de capital y los acreedores propiciaron la venta a la empresa Cristian Lay con la mediación de la Junta de Extremadura. Por su lado, la siderurgica catalana Celsa ha tenido que acogerse a las ayudas del Gobierno británico y es candidata también a fondos de rescate industrial españoles.
El gigante metalúrgico ArcelorMittal tampoco es ajeno a los problemas. La empresa a solicitado un ERTE para sus fábricas en Gijón, Avilés y Aboño. Acerinox, otros de los grandes del sector, ya cerró un ERE para 240 trabajadores en 2019 y luego, con la llegada del Coronavirus, tuvo que aplicar otro ERTE para toda su plantilla de Campo de Gibraltar, en Cádiz.