Sara Bravo, doctora en el Centro de Salud de Mota del Cuervo (Cuenca), murió con 28 años durante la primera ola del coronavirus. Fue una de las primeras sanitarias en contagiarse y morir. Hoy, España la ha recordado en el homenaje a las víctimas del Covid-19.
El rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han presidido el acto solemne celebrado en la plaza de la Armería del Palacio Real. En él se ha recordado de forma especial a los sanitarios fallecidos. Había una amplia representación de sus familias.
Entre los presentes estaba Mercedes Sánchez, amiga y compañera de Sara. “La perdimos en la primera ola” ha dicho emocionada. Y ha recordado los días de tristeza, dolor e incertidumbre que quedaron atrás con el recuerdo de todas las víctimas.
“Lo pasamos fatal y lo seguimos pasando fatal”, ha dicho esta sanitaria. Ha echado la vista atrás para recordar aquellos duros momentos: “Empezamos a ver muchos casos a finales de febrero, teníamos la certeza de que ya había muchos casos que fueron empeorando”.
Su relato implica revivir el horror de aquellos días: “Nosotros sabíamos que nos íbamos a infectar también, porque no teníamos las medidas de protección suficientes”. Sara fue una de las primeras en contagiarse, “y esos días caímos enfermos la mitad del equipo”.
Nunca pensó que Sara podría morir
Ella nunca pensó que su compañera podría morir, ya que “nos decían que solo fallecían los mayores de 65 y con algún factor de riesgo”. “Pensábamos que la gente joven no fallecía”, ha explicado Mercedes, “pero la sorpresa fue que una médico de 28 años perdió la vida”.
En su puesto de trabajo en la atención primaria, reconoce que “lo pasamos mal”. Según ha relatado, “venía mucha gente que no quería ir a los hospitales porque no querían morir solos”. Ha asegurado que muchos “se nos han muerto en domicilios”.
España vive sumida ahora en una quinta ola que, según Mercedes, es “una situación distinta”. Sin embargo, advierte que “esto es ola tras ola” y que “ya hay algún paciente que ha fallecido con las dos dosis de la vacuna”. Por eso pide la máxima prudencia.
Sara Bravo, la primera víctima joven
La zamorana Sara Bravo se contagió el fin de semana en el que España decretó el estado de alarma, en marzo de 2020. Falleció días después con solo 28 años. Sigue siendo la médica más joven fallecida por coronavirus en todo el mundo.
Su madre Teresa la recuerda de esta forma: “Mi hija nació queriendo ser médico, cuidaba y jugaba con su hermano, que es paralítico cerebral”. Ahora, esta mujer vive sumida en el dolor: “Una chica con tanta ilusión, que empezaba a vivir, y que en un minuto se le fue la vida”.
Sara Bravo era la mayor de dos hermanos y se hizo médico animada por su abuela y su hermano. Estudió Medicina en Valladolid y acabó la carrera seis años después. Luego empezó a trabajar en el Centro de Salud de Mota del Cuervo.
El 14 de marzo de 2020, el Gobierno de Pedro Sánchez decretó el primer estado de alarma. El 16, Sara llamó a su madre para decirle que no se encontraba bien. Le dolía la cabeza, tenía unas décimas de fiebre y sentía mucho frío.
Falta de material de protección
Los síntomas fueron a más hasta que la ingresaron en el hospital, y el día 22 entró en la UCI. “Mamá tengo mucho miedo a morirme”, le confesó a su madre. Seis días después, Teresa recibió una llamada comunicándole el fallecimiento de su hija.
“Ha sido valiente hasta límites infinitos y ha muerto sola como tantos otros”, recordó su madre con un gran dolor. Este dolor se convirtió en rabia al constatar que su hija había perdido la vida por la falta de material de protección para los sanitarios. Por eso quería presentar una demanda.
“Mi hija ha muerto trabajando, y quiero que paguen la muerte, es lo único que me queda”, dijo tras un año de silencio. Hoy España ha recordado a todos esos héroes anónimos que dejaron su vida por los demás. Y en el trasfondo queda esa mezcla de dolor e indignación.