La habitación de un hospital

Muere un paciente que fue más de 40 veces al médico hasta que lo diagnosticaron

Las autoridades sanitarias están sometidas a una gran presión por culpa de la pandemia que hace que desatiendan otras dolencias

Un hombre de 41 años de Adeje, en Tenerife, ha sido víctima de una caso de negligencia que acabó con su vida, según Catalunya Press

La situación de pandemia que está azotando a todos los ámbitos de la sociedad. Está generando que la incertidumbre se apodere de todos nosotros y estemos sumergidos en un constante caos que debilita nuestras energías vitales. 

La situación mundial y nacional está empeorando cada vez más. El miedo ante el desconocimiento sobre el final de la pandemia y las consecuencias que dejará en nosotros van en aumento. 

Uno de los ámbitos que está teniendo mayores repercusiones es el sanitario, ya que cuenta con una gran carga y presión para solventar y salvaguardar el bienestar de sus pacientes. Aun así, el cansancio se ha apoderado de ellos y se hace palpable cada día más. 

Cada vez son más las voces que se levanta contra los servicios sanitarios por la omisión y desinterés en atender a los pacientes. Las redes sociales se llenan de historias que ponen los pelos de punta y dejan sin palabras a quienes las leen. 

El principal foco en el que se pone la mirada son en los centros de salud. Muchos aseguran que no son bien atendidos o que cuando acudes nadie está en su puesto de trabajo. Algunos han llegado a especular que se han acomodado en su nueva posición, ya que todo el peso recae en los hospitales. 

Se ha conocido el fallo de un juez contra el Servicio Canario de Salud por una actitud totalmente reprochable de un centro de salud.

Un hombre fallece a causa de una negligencia médica

La historia de un hombre de Adeje ha dejado a todo el que la ha conocido sin palabras. El relato reabre el miedo que podemos sentir al desconocer si estamos siendo o no bien atendido por parte de los sanitarios. 

El protagonista de la historia comenzó a padecer una serie de molestias, por lo que decidió acudir a al centro de salud de la localidad. Presentaba unos fuertes dolores en el tórax y una tos que no se escucha muy normal. 

Tras su primera visita, el médico que le atendió le dijo que podría haberse contagiado del covid. Sin un diagnóstico claro le mandó a casa sin dejar que el señor le respondiera nada al respecto. 

Con el paso de los días los dolores y molestias no se mitigaban, por lo que decidió regresar al centro para ser atendido de nuevo. El resultado fue el mismo que la anterior ocasión a pesar de su insistencia. 

El hombre les comentó que tenía muchos antecedentes de cáncer en su familia y que los dolores que sentía no era normales. Además, había perdido casi 15 kilos de peso en muy poco tiempo y su apariencia física delataba algún problema serio en su interior. 

A pesar de su insistencia y de los antecedentes, el centro no le derivó al servicio de oncología o alguna otra especialidad para examinarle. 

Esta situación se prolongó en el tiempo, tres meses y más de 40 visitas, hasta que decidieron hacerle la derivación. Pasaron otros tres meses hasta que el canario recibió la dura noticia que llevaba esperando mucho tiempo. 

Tras los análisis realizados por los especialistas le informaron que padecía un cáncer de pulmón terminal y que no tenía solución. Fue ingresado en un hospital de la zona, recibió los tratamientos paliativos para mitigar el dolor y falleció un año después de notar los síntomas. 

Ante este claro caso de negligencia la familia demandó a todos los implicados en la causa. Esta semana se ha conocido el contenido de la sentencia que ha impuesto el juez a los acusados. 

Ha condenado al Servicio Canario de Salud a pagar una indemnización de 30 000 euros a la familia. Además, ha cuestionado la actuación de los sanitarios y ha asegurado que se debería haber actuado con mayor rapidez. 

Sin duda alguna, este suceso pone en evidencia la profesionalidad de algunas personas. De esta historia debemos aprender que tenemos que insistir para recibir la atención que merecemos por derecho.