Hombre sujetando mano de mujer en cama de hospital

Francisca y Manel, fallecidos por Covid tras una vida juntos: 'Se despidieron por móvil'

La nieta del matrimonio ha compartido la cruda realidad de la pandemia

El coronavirus ha afectado a muchas parejas y aunque muchas de ellas han conseguido un final feliz o, al menos, han podido disfrutar juntos durante sus últimos días, no siempre ha sido así. Este es el caso de Francisca Gil, de 89 años, y de su marido, Manel Prat, de 88.

La historia de estas dos personas es el fiel reflejo de la cruda realidad de la pandemia en Cataluña. A pesar de las medidas de seguridad que ha impuesto el gobierno regional, la comunidad ha alcanzado este jueves, 11 de febrero, los 20.000 fallecidos por Covid, una elevada cifra en la que encontramos a este matrimonio. 

La historia de esta pareja la ha hecho pública su nieta, Sandra Prat, quien ha querido sacar a la luz el triste final que tuvieron sus abuelos. 

Manel y Francisca se despidieron a través del móvil

Manel y Francisca residían en Matadepera, un municipio del Vallés Occidental en Barcelona, junto a su hija. La mujer se había trasladado a vivir con ellos para cuidar de su progenitora que padecía alzhéimer. «Tenía limitaciones con la alimentación, pero comía si estaba mi madre», ha explicado la joven a 'El País'. 

Pero todo cambió el pasado mes de octubre, unos meses después de que estallara la pandemia. Manel tuvo que ser ingresado en el hospital tras sufrir una caída. El hombre tenía fiebre alta y un dolor que le impedía moverse.

Aunque los primeros diagnósticos descartaron que tuviera lesiones óseas y le mandaron a casa nuevamente, finalmente descubrieron que tenía un hematoma interno que acabó infectándose y tuvo que regresar a la clínica.

Un acontecimiento que tuvo lugar al mismo tiempo que le detectaron una infección de orina a Francisca que también la llevó a tener que ser ingresada en el hospital. 

Manel regresó a casa poco tiempo después «porque estaba mejor y faltaban camas», pero la abuela de Sandra seguía hospitalizada.

Tras salir de la clínica, el hombre tuvo que ser hospitalizado nuevamente porque su estado de salud había vuelto a empeorar y tan solo unos días después de ingresar en el hospital, su mujer falleció. 

Aunque la madre de Sandra «movió cielo y tierra para ir a verla y llevarle algunas cosas», los doctores no les dejaron y sus peores temores se hicieron realidad. «Nunca más pudimos entrar, y mi madre sentía que dejaría de comer y que sería el final. Y así fue. Dejó de comer. Estuvo tres semanas sola. Entramos a verla el último día y ya ni nos conocía. Fue terrible». 

El último contacto que tuvieron Manel y Francisca fue a través de un móvil, antes de que él fuera ingresado nuevamente en el hospital. «Se despidieron allí, a través del móvil. Él sabía que ella no saldría de aquello. Intentaba animarla, le decía que se pondría mejor y que irían a bailar. Pero aquello era una despedida». 

Manel falleció 16 días después

El hombre de 88 años tuvo que ser hospitalizado poco tiempo después de despedirse de su mujer. Nunca supo que ella había fallecido. «No se lo digáis, dejará de luchar. Y yo no puedo dejaros pasar para acompañarle», les dijo un doctor a Sandra y a su madre. 

Pero Manel también murió. Durante su estancia en el hospital se contagió de coronavirus y murió tres días después de contraer la enfermedad. Los se fueron con 16 días de diferencia.

«Nunca había imaginado un final así. Tan solos», ha lamentado Sandra. «Mi abuela no murió por Covid, pero dejó de luchar por la soledad que sufrió. Y mi abuelo, lo mismo. Al final se van los dos a la vez y me queda el consuelo de que estén juntos, pero tienes el pensamiento de que se están yendo y tú no estás allí y eso es lo peor».

«No puedes transmitirles el calor ni el ánimo que necesitan. Y se rinden. Se rinden porque están solos. Cuando mi abuelo volvió unos días a casa no paraba de decir: '¡Me he sentido tan solo!' No quería volver al hospital por eso». 

Han pasado unos meses del fallecimiento de Manel y Francisca, pero no es fácil pasar página para Sandra y su familia. «No les pudimos acompañar. Y eso dificulta el duelo».

Poco a poco se van haciendo a la idea, pero a los allegados de la pareja sienten que les faltó el poder estar al lado del matrimonio durante los últimos días y haber estado allí para ellos, con ellos.