El 19 de junio del 2018 tuvo lugar un terrible suceso en Turquía. Tan solo unos minutos después de tomarse un selfie con su marido, una mujer de 32 años embarazada de siete meses cayó por un acantilado de más de 300 metros de altura y falleció al instante. En aquel momento todo quedó como un trágico y fatal accidente, pero ahora ha salido una nueva versión a la luz que convertiría este acontecimiento en un femicidio.
A unos meses de cumplirse tres años desde que falleció Semra Aysal, se ha acusado a su esposo, Hakan Aysal, de un presunto delito de asesinato.
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El motivo del presunto asesinato
La pareja se hizo fotos en un acantilado, imágenes que posteriormente él hizo públicas para recordar a su mujer tras su defunción.
La fiscalía cree que el matrimonio estuvo casi tres horas en aquella zona y que acudir a aquel lugar fue parte del plan del hombre para matar a su mujer e intentar cobrar un seguro que había contratado poco tiempo antes del suceso.
Hakan Aysal buscó que aquel sitio donde se hizo las últimas fotografías junto a Semra Aysal estuviera desierta y así poder hacer caer a su mujer por el precipicio.
«Se llevó a su esposa embarazada de siete meses al Butterfly Valley, donde se suponía que debían estar de vacaciones. Se sentaron allí durante aproximadamente tres horas durante las cuales el acusado esperó un momento en que no había gente alrededor para tirarla al vacío», es el relato que ha destacado ahora el acta de acusación según un medio turco.
La fiscalía ha señalado que el motivo por el que el hombre quería asesinar a su esposa era cobrar el seguro de vida que tenía ella y del cual él era el único beneficiario.
Hakan Aysal debería haber cobrado unos 50.000 euros por la defunción de su mujer. Sin embargo, y a pesar de que el turco reclamó el pago, la aseguradora ha parado los trámites cuando ha conocido que las autoridades de Turquía tenían dudas sobre el accidente y que se han abierto diligencias de investigación para aclarar si realmente él está implicado en la muerte de Semra Aysal.
«Hakan ni siquiera parecía triste»
El hombre ha sido detenido y encarcelado con cargos de presunto delito de asesinato y se mantiene a la espera de que el tribunal decida si puede ser condenado o no por el crimen de su esposa y de su hijo no nacido.
Para determinar si es culpable o no se ha requerido a la declaración de algunos familiares de la fallecida y el hermano de Semra, Naim Yolcu, ha asegurado que cuando les dejaron ver el cadáver, Hakan, al contrario que él y el resto de los allegados de la víctima, no estaba ni triste ni destrozado.
«Cuando fuimos al Instituto de Medicina Forense a buscar el cuerpo, Hakan estaba sentado en el coche. Mi familia y yo estábamos destrozados, pero Hakan ni siquiera parecía triste».
A pesar de las acusaciones, el hombre niega haber matado a su mujer. «Después de hacer una foto, mi esposa puso el teléfono en su bolso de mano. Más tarde me pidió que le diera el teléfono. Me levanté y después la escuché gritar detrás de mí cuando me alejé unos pasos para sacar el móvil del bolso. Ella ya no estaba cuando me giré. No empujé a mi mujer», ha asegurado ante el tribunal que le está juzgando.
Pese a la negativa de Hakan de ser el responsable de la muerte de Semra, el Tribunal Superior de lo Penal de Fethiye ha dictaminado que el hombre debe permanecer bajo custodia por asesinato premeditado. No obstante, la investigación sigue abierta y el esposo de la fallecida podría quedar libre si no se demuestra que fue él quien empujó a Semra.