El horizonte judicial del rey emérito se complica y el futuro de la monarquía se tambalea. Con la sucesión de escándalos del rey Juan Carlos, investigado por el Tribunal Supremo y acusado de albergar una fortuna millonaria en paraísos fiscales, el reinado de su hijo Felipe atraviesa su peor momento y se enfrenta a una seria crisis institucional.
Los tejemanejes de Juan Carlos agravan la imagen de la Corona y además compromete su relación con el Gobierno, que hasta ahora hace un frente común con PP y Ciudadanos para respaldar la monarquía, pero que también da muestras de agotamiento.
En este contexto, la Casa Real y Moncloa han empezado a estudiar posibles salidas a la crisis que pasan porque Juan Carlos abandone la Zarzuela o se exilie del país. Mientras estudian otras soluciones, unos y otros coinciden en algo: hay que alejar al anterior jefe del Estado del actual antes de que aparezcan más detalles y se ponga en marcha la maquinaria judicial.
Fuentes de Moncloa reconocen que llevan mucho tiempo «estudiando cómo dar un paso más para desvincular a Felipe de su padre» y que no dañe más a la institución, y por eso esperan que Juan Carlos coopere en esa operación.
Por ahora, el rey emérito Juan Carlos sigue viviendo en dependencias de la Zarzuela, aunque el actual monarca le retiró en marzo su asignación pública. Tras ese movimiento, dejó de cobrar 161.036,34 euros, aunque hasta esta fecha cobró unos 33.000 euros.
Zarzuela y Moncloa coinciden en que el empeoramiento de la imagen de la monarquía pone en peligro la institución por el aumento de la fuerzas políticas antimonárquicas en el parlamento, que son ya el 20%. La abdicación del rey Juan Carlos y el inicio del reinado de Felipe VI tuvo precisamente la intención de renovar el prestigio de la Casa Real, pero esta se encuentra de nuevo con una crisis de credibilidad.
Las posibles salidas
El propio Pedro Sánchez reconoció este miércoles, que la sociedad española está siendo testigo de informaciones inquietantes «que nos perturban a todos, a mí el primero». Pero quiso tranquilizar resaltando que hay medios que no ocultan lo que ocurre y una justicia que actúa. Y remató: «La propia Casa Real está marcando distancias frente a eso».
Esto marca un cambio de estrategia del presidente del Gobierno, que ya no saca balones fuera y da carta de credibilidad a las informaciones en torno a Juan Carlos. La misión de urgencia de separar al monarca de su padre para salvar la Corona fue reconocida por el propio Gobierno: «Juan Carlos está al margen de la jefatura del Estado», remarcó Carmen Calvo.
Las posibles salidas para Juan Carlos pasan porque abandone la Zarzuela, e incluso salga de España, junto a más gestos por parte de Felipe VI para distanciarse de su padre. El monarca ha podido conversar con miembros del Gobierno y les ha preguntado su opinión sobre cómo salir del laberinto para salvar la institución.
La objeción a la salida del rey emérito es su estado de salud, ya que el próximo enero cumplirá 83 años. Pero a favor está que no se necesita modificación jurídica alguna. Dejar España se presenta como la mejor solución y se vería como un último servicio de Juan Carlos a España, y Felipe ya estaría pensando en cinco destinos para exiliar a su padre.
Se cerraría así un capítulo desagradable para el propio Felipe, que empezó con la renuncia pública y formal a la herencia de su padre tras conocerse el inicio de las investigaciones sobre la fortuna opaca del emérito. En todo caso, la decisión de sacar al rey emérito de España no iría en perjuicio de su obligación de rendir cuentas ante la justicia.