Dos agentes de la Guardia Civil tras un cordón policial en El Molar

Fausto, de limpiar calles durante Filomena a acabar de un tiro con su mujer y su hija

El equipo de investigación trata de determinar si Fausto podría tener algún tipo de problema psiquiátrico

No existen teorías posibles para determinar que puede llevar a un ser humano a acabar con la vida de su mujer y su hija. De hecho Fausto, el principal sospechoso de asesinar a su mujer, Mary Cruz, y su hija Isabel, de tan solo 11 años, para más tarde prenderle fuego a la vivienda de El Molar donde vivían, era una de las personas que se había echado a la calle durante los desastres del temporal Filomena.

Fausto, un hombre de 48 años, mecánico en un taller de chapa y pintura de la localidad de San Agustín de Guadalix, fue uno de los primeros en echar una mano en las tareas de limpieza derivadas de las tremendas nevadas que dejó el temporal. «Estuvo aquí el primero» recordaba uno de los colaboradores en esta actividad, que comenta aún incrédulo como ha podido suceder tal tragedia. Argumenta que era una persona normal, y que no se explica que pudiera esconder un acto tan vil como un doble asesinato familiar. 

La Guardia Civil dio voz a la hipótesis principal que descarta el resto de escenarios posibles. Según la reconstrucción de los hechos, los especialistas en criminalística opinan que Fausto cogió a última hora del lunes una de las dos escopetas que permanecían en el hogar, y disparó a quemarropa a Mary Cruz e Isabel. Acto seguido, espero a la mañana siguiente para suicidarse.

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Solamente unos minutos antes, roció con gasolina la cocina y las dos habitaciones donde permanecían sin vida los cuerpos de las mujeres. Una vez comenzó a arder la morada, salió por la puerta principal se quitó la vida con un disparo en la cara.

La llegada de la policía

Unas horas más tarde un vecino avisó a la Policía Local que comunicó la llamada a los servicios de emergencia. Dos equipos de Bomberos se desplazaron al lugar de los hechos y extinguieron las llamas que destrozaban la residencia. A pesar de que en sí el incendio no fue a más, la primera investigación se vio interrumpida a causa de que el fuego se reavivó por causas naturales.

Durante la primera pesquisa, se encontraron con los cuerpos sin vida que, ante la sorpresa de los presentes, presentaban heridas de bala. Las mujeres a la altura del pecho y él en la cabeza, pruebas de que el crimen cometido no había sido simplemente un accidente. Las mujeres presentaban 'rigor mortis' y el dispositivo policial amplió el cordón de seguridad para facilitar las tareas de investigación.

«Serían las cinco y medio y estaba como siempre. Nos saludamos y cada uno tiró por su lado» comentaba un vecino a la Policía Científica, que no se puede explicar como ha podido suceder algo así, ya que no se vislumbraba ningún indicio previo.

Otros moradores de la zona comentaba que la familia era excepcional. «Llevaban toda la vida aquí, al menos desde que nació la niña, y nunca tuvieron problemas» comentaban a los medios presentes. Aunque este tipo de comentarios resultan recurrentes en los crímenes de odio, hasta que finalmente la verdad sale a la luz.

Según comentan algunas fuentes familiares, la actitud de Fausto se había vuelto más posesiva, casi restrictiva con el resto de miembros de la unidad familiar, con la excusa de que pudieran contraer el coronavirus. Una amiga de la víctima comentaba que «controlaba los movimientos de su esposa» una situación que se había agravado por el ERTE que había sufrido durante la crisis sanitaria.

La investigación trata de explicar ahora cuál fue el hecho que llevó al padre de familia a acabar con la vida de su mujer e hija, ya que según apuntan los primeros indicios médicos, podría tratarse de un trastorno psiquiátrico. El teléfono de atención a víctimas de este tipo de violencia de género es el 016.