Una camarera con mascarilla atiende a los clientes en una terraza de un bar el día en el que entra en vigor en la Comunidad de Madrid la ampliación del uso obligatorio de la mascarilla,

El problema de muchas familias españolas con Covid-19: Todos contagiados y sin ayuda

En algunos casos, los afectados creen que se está descargando la presión de los hospitales a cambio de cargársela a las familias

Una camarera con mascarilla atiende a los clientes en una terraza de un bar el día en el que entra en vigor en la Comunidad de Madrid la ampliación del uso obligatorio de la mascarilla,
El problema de muchas familias españolas con Covid-19: Todos contagiados y sin ayuda | EuropaPress

En plena segunda ola de Covid-19, y aunque los contagios diarios han descendido un poco respecto al pico de 25.000 casos que se dieron a finales de octubre, la transmisión del coronavirus todavía es comunitaria y afecta a la mayoría de comunidades autónomas de forma extrema, con algunas excepciones como las islas Canarias.

Esto provoca que haya hogares en los que todos los miembros han contraído el virus, debido a su alta transmisión, y que muchas familias estén teniendo serios problemas para hacerle frente a la situación, especialmente si hay niños en casa o personas dependientes que necesiten de algún tipo de atención especial. 

En Mediaset han querido conocer cómo están afrontando la situación estas familias, y ha contactado con dos que están luchando contra el Covid-19 sin ningún tipo de ayuda exterior.

Una familia con todos sus miembros contagiados, incluidos 4 niños, y confinados

Es el caso de Mario y Sara, dos españoles de Valladolid que han tenido que vivir confinados junto a sus hijos Manuel, de 14 años; Daniel, de 12; Juan, de 11; y Marina, de 9 años. Todos ellos contrajeron el virus a la vez, así que tuvieron que aislarse del resto del mundo en su casa.

Tal y como han explicado para Telecinco, apenas tenían síntomas, y los pocos que mostraron fueron leves: «sobre todo dolor de cabeza y de oído», explica la madre de familia. Estuvieron diez días confinados, en un periodo de tiempo que acabó el pasado jueves. Mario explica que eran «seis en una casa de 90 metros», y su mujer Sara apuntilla que «madre mía la que me ha caído», dando muestra de lo que puede significar para una familia vivir en una situación así. 

En 10 días no han podido sacar un pie de su casa, con todo lo que eso conlleva especialmente en una familia con cuatro niños. Con los dos padres teletrabajando y los niños realizando tareas del colegio han podido mantenerse algo ocupados durante este tiempo, lo que ha permitido que, en cierta manera, hayan podido 'sobrevivir' a estas dos semanas.

Ana tiene a tres personas dependientes a su cargo

En su caso, Mario y Sara han tenido suerte porque, al tener síntomas leves, han podido hacer vida más o menos normal aunque fuese dentro de cuatro paredes, pero la historia de Ana es mucho más complicada.

Ana es una mujer gallega que también se ha contagiado de Covid-19 y tiene otras tres personas a su cargo que también se han contagiado. En su caso, las tres personas de las que cuida son dependientes, y entre ellas está su madre, que fue ingresada durante cuatro días y más tarde recibió el alta para acabar de pasar la enfermedad en casa. 

La mujer ha explicado la situación en 'Cuatro al Día', explicando que «le llama todo el mundo, los rastreadores militares de tierra, de la consejería... para que yo haga y haga, pero no hay ninguna mano que ayude». También ha señalado que «así es fácil que baje la presión hospitalaria», en referencia a los buenos datos que la Xunta de Galicia ha ido dando en los últimos días sobre la bajada del número de ingresos en los hospitales gallegos. 

Ana cree que se está rebajando la presión en los hospitales a cambio de cargar de trabajo y de cuidados a personas como ella, con personas a su cargo y a las que no puede atender adecuadamente porque ella también se ha contagiado y sin dedicarse al mundo sanitario.

La mujer explica que ella no estaba contagiada hasta que su madre recibió el alta del hospital, demasiado pronto a su parecer. Ahora, con su madre en casa y otras dos personas dependientes, tiene que cuidar de todos ellos y de ella misma, también con la enfermedad: «Menos mal que la casa es grande y puedo tenerlos a todos separados», explica, y añade que «los entornos rurales» se están viendo obligados a pasar la enfermedad con sus propios medios y lejos de los hospitales.