Una mujer extremeña de 47 años con PCR positivo en coronavirus ha muerto tras negársele más asistencia que la telefónica. El fallecimiento se ha producido tras numerosas llamadas y mensajes de alerta de la familia de la fallecida durante 8 días sin respuesta alguna.
J.R.C. era vecina de Aceuchal. Sus familiares han mandado una carta al consejero de Sanidad solicitando explicaciones y mostrando la indignación por el suceso. La familia no descarta emprender acciones judiciales y pide la apertura de un expediente disciplinario para los responsables «que omitieron las llamadas reiteradas alertando del estado en el que cual se encontraba».
«Con fecha 11 de octubre, mi suegra con 47 años acude al PAC de Aceuchal, localidad en la que reside al encontrarse mal. Se le solicita PCR, siendo realizada y dando positivo tanto ella como su marido y uno de sus hijos. Tanto su hijo como su marido realizan numerosas llamadas, las cuales deben estar registradas, siendo la respuesta que es su centro de salud el responsable de ir a valorarla, ya que se encuentra mal y manifiesta que se asfixia», comienza la carta.
El estremecedor relato de los últimos días de la mujer de 47 fallecida en Extremadura
La explicación de los hechos por la familiar explica que «el día 15, realizan la llamada al 112 y a su centro de salud y la respuesta es que están muy saturados. La llaman pasadas dos o tres horas para decirle que eso es normal sin valorarla. Sólo vía telefónica. Y se atreven a prescribirle medicación sin previa valoración».
«El día 16, continua igual y así se puede demostrar por los whatsapps enviados a familiares y conocidos cuando le preguntan al hijo por su madre. Siguen sin recibir llamada de su médico de familia a pesar de las llamadas realizadas en la que informaban que se fatigaba y que se ahogaba, pero siguen considerando, supongo que al ser joven sin patologías previas que no requiere de una valoración in situ, y por teléfono se soluciona todo».
Al día siguiente, día 17, «continúa con fiebre de 39 grados. El día 18, vuelven a llamar al 112 en varias ocasiones, así como al centro de salud, porque estaba muy decaída y desorientada, y usted que es médico[en referencia al consejero Vergeles]puede intuir que todo se podía deber a la falta de oxigenación que estaba teniendo. Incluso les informan de que está echando espuma por la boca…, y tiene el valor de seguir prescribiendo ansiolíticos y decirle que eso es de los nervios y todo esto vía telefónica hasta que el día 19, a las 7 horas aproximadamente, vuelven a llamar porque ya no responde, y es en esos momentos, cuando la pobre está casi muerta, deciden trasladarla al hospital Tierra de Barros, falleciendo a los pocos minutos».
«Le puedo asegurar que cuando la familia coja fuerzas esto no va a quedar en el olvido»
La familia de la fallecida se queja con estas duras palabras: «¿Cree usted, señor consejero, que hay derecho a esto, a dejar morir a una persona joven en su casa asfixiada por la gestión que están haciendo de la Atención Primaria? ¿Hay derecho a esto?».
La carta concluye con este último párrafo: «Póngase en el lugar de esta familia, de su marido, de sus hijos, y piense por unos momentos que haría si le pasara esto a usted. Le puedo asegurar que cuando la familia coja fuerzas esto no va a quedar en el olvido. ¿Cree que se puede seguir atendiendo vía telefónica a las personas? ¿Cuántas más tienen que morir en estas circunstancias para que tomen medidas?».