Entre el miedo a una segunda ola de contagios que daría la estocada definitiva a un sistema de salud al límite y la necesidad de poner en marcha cuanto antes de nuevo la economía para evitar un hundimiento aún más acusado de la economía, el Gobierno pone en marcha una serie de medidas de desconfinamiento que marcan la entrada en una nueva etapa de la lucha contra el Coronavirus marcada por el riesgo y la incertidumbre.
En esta primera fase en la que el Gobierno de España, como el resto de países, tiene que andar a tientas y poner en marcha medidas que no se han aprobado anteriormente, son de mucha ayuda modelos estudiados como el que ofrece Uri Alon, del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, para reducir el riesgo de contagio entre trabajadores.
En concreto propone que los ciudadanos vuelvan a trabajar 4 días y se queden 10 días más en casa. Es la llamada fórmula 4/10 con la que este biólogo de sistemas pretende minimizar los riesgos de contagio durante la vuelta a la actividad utilizando los mismos ciclos del Covid-19. Pero, ¿por qué cuatro días de trabajo y diez de descanso?
Lo explica el propio autor del sistema: «Se ha demostrado que la mayoría de portadores no contagian al resto los primeros cuatro días después de haberse contagiado, y a partir del quinto día hay un período de tres días más en el que son infecciosos». Por esta lógica, «si alguien se contagiara los días que está trabajando, estaría luego en cuarentena los días en los que puede contagiar al resto, minimizando así el riesgo».
La lógica del plan de este científico está de hecho contemplada en los planes del Gobierno para desescalar sin riesgos, pues hay toda una serie de propuestas para organizar turnos con el fin de evitar la concentración de trabajadores dentro de espacios cerrados como la oficina o las aglomeraciones en el transporte público en la hora punta.
El confinamiento cíclico con la fórmula 4/10 podría ponerse en marcha ante la posibilidad de repuntes, algo que no se descarta en absoluto y que ya se está produciendo en otros países como Alemania. Eso obligaría a dar pasos hacia atrás y replantear las estrategias, dando salida a propuesta como la de este profesor de Israel.
Esta es una buena alternativa a la falta de test masivos para tener un control más exhaustivo de la incidencia del virus en la población, pero su responsable advierte de que sólo funciona si todos los miembros de una misma familia cumplen el mismo ciclo, incluidos los niños en la escuela, donde también hay que establecer turnos.
Para que el sistema sea aún más efectivo propone dividir la población en dos grupos que seguiría un ciclo 4/10 distinto, lo cual ayudaría a mejorar la actividad productiva y reducir la densidad de la población y, por consiguiente, las tasas de infección en días laborales.
De momento el plan se ha llevado a cabo a pequeña escala en algunas partes de Israel donde se ha advertido un 21% de reducción de la tasa de empleo frente al 32% en las zonas donde se llevó a cabo un confinamiento total, y otros países como el Reino Unido, que está atravesando por su peor momento, contemplan este sistema a la hora de vovler a la normalidad sin riesgos.