Según los datos oficiales, en España murieron unas 30.000 personas durante la primera oleada del coronavirus, entre marzo y julio de 2020. Uno de ellos fue Julián Arróniz Remiro, un vecino de Pamplona que murió el 6 de abril a los 74 años. Un año después, Julián ha vuelto en una esquela con un mensaje muy importante.
Julián murió tras contagiarse de coronavirus y siendo muy consciente de la gravedad de esta enfermedad. Por eso ha querido transmitir un mensaje desde el más allá: «Poneros las mascarillas y mantened las distancias. No quisiera veros por aquí».
Se trata, evidentemente, de un gesto de sus amigos y familiares para concienciar sobre la necesidad de cumplir las medidas sanitarias. En la esquela han querido recordar también a Julián, un hombre muy querido por los suyos, amante de las rancheras, casado con María, y orgulloso padre de dos hijas llamadas Ione y Lorea.
A través de la esquela descubrimos también que no llegó a tiempo para conocer a su nieto. Se acuerda de su «maravillosa nieta Josune», y a continuación expresa «la tranquilidad y satisfacción de saber que el pequeño Ion estaba de camino». A través de esta original esquela, Julián agradece a sus amigos que le hayan recordado durante todo este año.
«No imagináis lo mucho que os agradezco lo bien que sienta recibir tanto amor y buenos sentimientos aquí arriba», dice el texto, y les anima a seguir haciéndolo «pero, por favor, que sea como hasta ahora, siempre con humor y amplia sonrisa». Leyendo la esquela, no hay ninguna duda de que Julián Arróniz Remiro fue una persona muy querida por los suyos y que dejó un vacío muy grande en su entorno.
Julián se despide con un consejo para todos, y es que cumplamos a rajatabla las medidas sanitarias, sobre todo la mascarilla y la distancia de seguridad. Tirando de ironía, el fallecido nos manda un abrazo y remata: «Aquí sí podemos darlos».
Julián no escribió esta esquela, pero seguro que si la viera se reiría y la firmaría él mismo. De hecho, antes de morir, Julián Arróniz pidió que le recordaran de la forma menos triste y escogió para su esquela un texto muy especial en forma de jota: «Muchas gracias mis amichis, mil gracias de corazón, por guardar para el recuerdo, carbonera y acordeón».
Se fue en un contexto muy difícil
Julián murió en unas circunstancias muy duras, durante la primera oleada del coronavirus que se llevó a centenares de personas en las últimas semanas de marzo y el mes de abril. Los contagios se contaban por miles, y España decretó el estado de alarma y restricciones muy estrictas para limitar los contactos entre personas.
Entre las medidas de seguridad que se tomaron entonces estaba la prohibición de celebrar funerales. Muchas familias no pudieron despedirse de sus seres queridos, y esto se encuentra también reflejado en la esquela que puso la familia al morir Julián: «La familia agradece las numerosas muestras de cariño recibidas, y comunican a sus amistades que los funerales se realizarán en cuanto las circunstancias lo permitan».
Pero más allá de las circunstancias del momento, la original esquela de Julián Arróniz Remiro demuestra que hay muchas formas de mantener viva la memoria de una persona. En el texto se hace mención a que los amigos suelen recordar los cientos de momentos bellos vividos y repiten con ironía las mismas expresiones que él solía utilizar. Los amigos y familiares de Julián siguen guardando la memoria de su familiar celebrando y brindando, pero recordando también a los demás la importancia de seguir manteniendo las medidas sanitarias como él hubiera querido.