Consternación absoluta tras lo ocurrido el pasado fin de semana en Lakeleland, una zona residencial de Florida, en Estados Unidos. Un hombre de 33 años entró en casa de unos desconocidos y asesinó a cuatro de ellos, incluido un bebe de solamente tres meses. Además, dejó herida a otra niña de 11 años.
Los hechos ocurrieron el sábado por la noche, cuando el hombre merodeó la casa de unos desconocidos. Bryan Riley, como ha sido identificado el sospechoso, comenzó a hablar de cosas sin sentido.
Se cree que estaba buscando a Amber, una de sus hijas. Pero los propietarios le dijeron que ahí no vivía nadie con ese nombre. Él insistió en que quería hablar con ella porque Dios le dijo que quería suicidarse.
Ante esta situación, el hombre llamó a la Policía y el hombre huyó. Los agentes buscaron por la zona durante 20 minutos, pero no encontraron ni rastro de él y se marcharon.
Todo parecía haber quedado en una extraña anécdota y la familia siguió con su vida normal. El día siguiente, el domingo, Bryan volvió a entrar en su casa y entonces empezó a disparar a todo el mundo. Alcanzó a las cinco personas que estaban en ese momento allí, matando a cuatro de ellas.
Entre las víctimas había un hombre de 40 años, una madre de 33 y su bebé de tres meses. A la otra niña, de 11 años, la hirió gravemente, pero los médicos que la atendieron creen que sobrevivirá.
Además, encontraron a otra mujer de 64 años sin vida en una caseta detrás del lugar donde pasó todo. Creen que se trataba de la abuela del bebé fallecido y la madre de la mujer que le sostenía en brazos.
Cuando la policía llegó al lugar de los hechos también fue recibida a balazos. El hombre se había atrincherado dentro de la casa, llegó a salir en algún momento, pero volvió a entrar. Finalmente, tras ser alcanzado por los tiros de los agentes, se rindió y acabó entregándose a las autoridades.
El agresor llevaba puestas varias protecciones por todo el cuerpo y decía estar "listo para la batalla". Llevaba incluso chalecos antibalas, lo que podía indicar que tenía planeado todo lo ocurrido. Además, él mismo confesó que había consumido metanfetamina.
Cuando los agentes entraron se encontraron con la niña de 11 años, todavía consciente. Ella les dijo que había varias personas muertas y fue cuando se encontraron el resto de cuerpos.
Bryan Riley creía hablar con Dios
Grady Judd, jefe de Policía del condado de Polk, explicó que el sospechoso incluso disparó al perro de la familia. Las autoridades se han hecho cargo de la investigación y tratan de averiguar todo lo posible sobre lo que pasó. Grady asegura que el sospechoso era "el diablo en carne y hueso" y que ignoró los gritos de socorro y clemencia de las víctimas.
De momento, lo que se sabe es que Bryan Riley es un exmarine de los Estados Unidos que sufría algún tipo de estrés postraumático. Según su pareja y familiares, sufría de depresión desde su vuelta de una de las misiones, aunque nunca había sido violento. En la última semana había llegado a asegurar que podía hablar con Dios.
La misma noche de los hechos, la novia de Riley le había dicho que Dios en realidad no estaba hablando con él. Bryan, por su parte, le dijo que "no había lugar para los que dudan en su vida" y se marchó a su habitación. El domingo por la mañana, el hombre ya no estaba.
La joven está cooperando al 100 % con la Policía minetras sigue en marcha la investigación.