Ya hace unos días que hemos dejado atrás la Semana Santa y eso nos sitúa, desde el punto de vista político, a punto de asistir a la batalla por la Comunidad de Madrid. El anticipo electoral decretado por sorpresa por la presidenta regional Isabel Díaz Ayuso, de nuevo candidata por el PP, puso en el 4 de mayo —un martes laborable— la jornada electoral que, a su criterio, debe servir para consolidar el liderazgo de la presidenta madrileña e, incluso, situarla cerca de la mayoría absoluta. Pero ya se sabe que, en política, a menudo dos y dos no suman cuatro: incluso los pronósticos que se dan por seguros pueden terminar por torcerse.
Y ese es el ambiente que comienza a dibujarse en la Comunidad de Madrid. La sensación es clara desde hace unos días: a Ayuso, principal favorita para la victoria —eso nadie se atreve a discutirlo— podrían no salirle los números y, aun con la holgada comodidad con la que ganaría los comicios según las encuestas, podría ser desalojada de la Real Casa de Correos. Si la política es caprichosa, lo son más la aritmética y la ley de Hondt. El bloque de izquierdas podría sumar y la carambola política que podría propiciar un gobierno madrileño progresista parece más cerca que hace unos días.
Ayuso, con el miedo en el cuerpo: ¿Podría quedarse sin presidencia?
En el PP madrileño ya han saltado las alarmas, en especial desde que el pasado lunes se publicara el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El barómetro pronostica un empate a 68 escaños entre el bloque de la izquierda y el de la derecha. Por un lado, el PP (59) y Vox (9), con Ciudadanos fuera de la Asamblea; y por el otro, el PSOE (38), Más Madrid (20) y Unidas Podemos (10). Un resultado polémico: algunas voces apuntaban que, aplicando directamente la ley de Hondt, la balanza podía incluso caer del lado progresista, con 70 escaños respecto a los 66 de la derecha.
En todo caso, el CIS apunta a una diferencia casi milimétrica en la que cualquier factor podría ser determinante. Y en la calle Génova empiezan a verle las orejas al lobo. La desaparición de C's, que ya se ha manifestado públicamente favorable a repetir una coalición con el PP —lo decía hace unos días su presidenta, Inés Arrimadas— deja al bloque conservador sin unos escaños decisivos. Si las primeras encuestas dejaban a C's ligeramente por encima del 5% del voto necesario para tener representación en la Asamblea, el CIS pronostica que no llegará a este umbral y que, por consiguiente, va a convertirse en extraparlamentario en Madrid.
Pero ojo al dato porque eso no es todo: el efecto Ayuso, que pretende aglutinar al máximo número de votantes de la derecha alrededor del PP, podría ser un tiro que le saliera por la culata a la presidenta madrileña. Absorbido Ciudadanos, el PP también 'pescaría' en el caladero de Vox. A la formación de Santiago Abascal, las encuestas empiezan a pronosticarle ya no un retroceso, sino una cierta debacle. Vox obtendría, según el CIS, el 5,4% de los sufragios, una cifra que deja a Rocío Monasterio muy cerca del precipicio: si no alcanza el 5% de los votos queda fuera de la Asamblea y, a un mes de los comicios, hay margen suficiente para que Vox pueda seguir su tendencia negativa de las últimas semanas en Madrid.
Una Comunidad de Madrid gobernada por la izquierda, más cerca
Con Vox en el alambre y C's con dificultades aún mayores, se hace plausible un escenario: el del PP como único representante de la derecha en el Parlamento madrileño. Y esta hipótesis, que ha augmentado probabilidades en los últimos días, abre la posibilidad de que Ayuso se lo juegue todo a una carta. Si absorbe lo suficiente a C's y a Vox, debe conseguir una mayoría absoluta que todavía le queda lejos: de no ser así, quien conseguirá rebasar el límite de los 69 escaños necesarios será el bloque de la izquierda. Dicho de otra forma: la eventual salida de C's y Vox de la Asamblea podrían no permitir al PP lograr la mayoría absoluta, aun con un brutal crecimiento; y 'regalaría' a las fuerzas progresistas la Comunidad de Madrid.
Mientras Ayuso habría logrado que el PP ocupara el espacio de Vox y de C's —la sempiterna 'reunificación de la derecha' propugnada desde el PP— con un crecimiento electoral que se antoja espectacular —está en condiciones de doblar sus 30 escaños actuales—, la aritmética dejaría a la líder del PP madrileño sin la presidencia de la Comunidad de Madrid que ocupa desde verano de 2019. En definitiva, pues, Madrid afronta en las próximas semanas una contienda electoral con más alicientes de los que parecía en un primer momento. Será determinante lo que ocurra en las próximas semanas y, en especial, a partir del domingo día 18 de abril, con el arranque oficial de la campaña electoral.