No hay palabras para consolar a los familiares y los amigos de Elías, el niño de 8 años fallecido el pasado viernes en el jardín de su casa. El menor murió al caerle encima una estatua de 20 kilos mientras jugaba en su casa de Mareo, Gijón. En el funeral estuvieron su equipo de rugby y el colegio donde iba.
La familia estuvo arropada en todo momento por el entorno del niño en la ceremonia que tuvo lugar en el Tanatorio Noega. La capilla estuvo presidida por el pequeño ataúd blanco del menor coronado con flores de sus madres y su abuela. También había globos y las botas con las que jugaba a rugby.
Se vivieron escenas muy duras con el llanto desgarrado de las madres del niño, su hermano y sus tíos. Un psicólogo de la Cruz Roja estuvo pendiente en todo momento de la situación. “El accidente mortal sufrido por Elías nos deja dislocados, no encontramos nada en su sitio”, resumió el sacerdote.
‘La muerte fulminante de un niño lleno de vida’
“Hay momentos en la vida en la que sobran las palabras, porque son demasiado pobres y limitadas”, dijo el religioso que ofició la misa. Y añadió que “uno se siente impotente ante semejante pena por la muerte de un niño de tan solo ocho años”. Se preguntó lo mismo que el resto, ¿por qué?
“La muerte fulminante de un niño lleno de vida e ilusión rompe todos nuestros esquemas mentales y hace que aflore en nuestro interior la pregunta del por qué”, dijo. “Lo malo es que no podemos responder”, añadió. Y recordó que “el mayor bien que tenemos es la vida, un tesoro inmenso en un vaso de cristal”.
También advirtió que “en un descuido puede caer al suelo y hacerse añicos”. Eso es lo que ocurrió el pasado viernes, cuando se produjo el trágico accidente en el que perdió la vida Elías. El momento de más dolor se vivió con la interpretación de la canción favorita del menor, ‘Girls like you’ de Maroon 5.
Se vivieron momentos dramáticos
Las madres de Elías se abrazaron desconsoladas al féretro y los responsables del tanatorio dieron por finalizado el acto. Desalojaron la capilla y los psicólogos se quedaron a solas con los familiares directos para consolarlos. Así concluyó la dramática despedida de Elías, solo unos días después de su muerte.
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Todo ocurrió la tarde del viernes, en torno a las 18:00 horas, cuando el niño jugaba en su casa de Mareo, en Gijón. Una estatua del jardín de unos veinte kilos le cayó encima provocándole lesiones muy graves. En el momento del accidente estaba jugando con su tía, de nueve años, y su hermano, de diez.
Tras el impacto quedó tumbado sobre el césped con un fuerte traumatismo en la cabeza. La estatua mide metro y medio y se encontraba sobre un pedestal de la misma altura. Las ambulancias se desplazaron rápidamente hasta el lugar e hicieron todo lo posible por reanimarle, pero no pudieron.
Así ocurrieron los hechos
La propia familia del chico explicó que Elías “se apoyó en la estatua y se le cayó encima”. “En un momento dado fue a coger una hierba para tirársela a su tía y se apoyó en la estatua y le dio en la cabeza”, apuntaron. Todo ocurrió muy deprisa y los dos menores que vieron la escena quedaron en shock.
Los adultos que se encontraban en la finca, como su madre y sus abuelos, se acercaron para auxiliarle. Todo fue en vano, y tras los intentos de los efectivos médicos el niño acabó muriendo. Habían pedido al propietario de la finca que retirara las estatuas, pero seguían allí y una de ellas desencadenó la tragedia.
La casa, conocida como Residencia San Blas, estaba alquilada por la familia protagonista de esta tragedia. La madre sufrió un ataque de ansiedad y tuvo que ser asistida por los médicos. Se negó a separarse del cadáver hasta que se ordenó el levantamiento para su traslado al anatómico forense.
Alumno de tercero de Primaria
La familia de Elías es de origen gallego, y su madre María Silva nació en Pontevedra. Ya llevaban un tiempo en Gijón, donde se habían mudado por cuestiones de trabajo y donde alquilaron la mencionada finca. La vivienda se encuentra en la carretera general de Mareo, en una zona muy concurrida.
Elías nació en Burela hace ocho años y estudiaba tercero de Primaria en el colegio Lloréu, de El Natahoyo. Allí estudian también su hermano y su tía, que estaban con él en el momento de la desgracia. En el centro recordaron con cariño al menor y a su madre, “siempre dispuesta a echar una mano”.
Su gran pasión era el rugby, y practicaba este deporte en el Calzada Rugby Club, donde hoy se encuentran desolados. “Gracias por tu vida y tu sonrisa, Elías”, fue la despedida de sus compañeros. Ayer no quisieron dejar sola a la familia y estuvieron también en el último adiós al menor fallecido.