Las Fuerzas Armadas españolas ya lo tienen todo listo para afrontar una oleada como la que hubo en marzo en España. Hasta que ese día llegue, también están preparadas para llevar a cabo apoyos puntuales por toda España sin que se haya activado ninguna misión, como lo ha hecho últimamente en Huesca, Huelva y Gran Canaria.
El 15 de marzo, ante la gravedad de la situación epidemiológica en España, el Ejército recibió la orden de desplegarse para luchar contra el Coronavirus en la llamada Operación Balmis. Ahora se ha puesto en marcha la Operación Balmis II.
Pase lo que pase, cuentan con una serie de planes para una u otra situación y ya han determinado que, si vuelve el estado de alarma o se reactiva Balmis, los primeros uniformados estarían actuando en apenas seis horas. Se han preparado una serie de planes para actuar en la nueva normalidad o en una eventual segunda ola.
La Operación Balmis concluyó el 21 de junio con la retirada del estado de alarma. Entonces se desmanteló la estructura operativa que centralizaba las cientos de peticiones de ayuda a través del Mando de Operaciones. El ministerio de Defensa ha diseñado una red más simple para gestionar los apoyos puntuales que pueden prestar los militares en la nueva normalidad.
Forma parte del Plan de Respuesta Temprana en un escenario de control de la pandemia por Covid-19, con el que no sólo coordinará esos apoyos excepcionales sino que también marca la línea a seguir para hacer frente a una segunda oleada.
Nueva estructura
Para dar respuesta a estas peticiones, Defensa ha creado una estructura bajo la dirección de un oficial general de la Secretaría General de Política de Defensa. Las peticiones ya no llegarán al Mando de Operaciones para que las distribuya a las unidades competentes, sino que las recibirá este núcleo con una célula de gestión y análisis y un centro de situación.
A este centro llegarán las solicitudes de la delegaciones del Gobierno, las cuales se evaluarán y, si se autorizan, se dará traslado a los Ejército o a la Armada. Una de las claves para el éxito es que el personal militar no se contagio, y además de unas medidas de higiene y protección más exigentes, se va a crear un sistema de detección precoz con rastreadores militares.
El plan incluye la protección de los uniformados y la disponibilidad de los medios y capacidades que pueden aportar las Fuerzas Armadas. Hace énfasis en preparar las capacidade militares frente a un incremento de la transmisión que pueda derivar en una segunda oleada.
En este punto considera clave dotar a la Red Sanitaria de Defensa de una mayor capacidad, en referencia sobre todo a los hospitales militares de Madrid y Zaragoza, los cuales contarán con camas y personal suficientes, además de con reservas de equipo de protección. También es importante el Centro Militar de Farmacia de la Defensa, con medicamentos y desinfectantes.
Operación Balmis II
Si hay una segunda oleada, las Fuerzas Armadas activarán la Operación Balmis II, lo cual acabaría con la estructura centralizada de la secretaria general, y volver al principio: un mando único para centralizar las peticiones de ayuda desde el Mando de Operaciones. Los ejércitos preparan sus unidades con órdenes de planeamiento para estar listos para el despliegue.
El Estado Mayor dirigirá Balmis II delegando en Mando de Operaciones la coordinación y la gestión. El Jefe del Estado Mayor, Miguel Ángel Villarroya, acaba de promulgar el plan de contingencia para enfrentarse a la segunda ola, que básicamente reproduce el mismo esquema que la Operación Balmis ya que cuentan que la situación será muy parecida.
Toda la estructura de la operación estaría lista en 48 horas, aunque la primera reacción podría producirse en apenas seis horas. En marzo, la Unidad Militar de Emergencias (UME) fue la punta de lanza de Balmis, y en pocas horas puso en la calle a 900 militares. En esta ocasión, el despliegue inicial podría incorporar al Ejército de Tierra.
El Ejército de Tierra cuenta con equipamiento nuclear, químico y biológico. Su actuación será clave para levantar hospitales o campamentos temporales y para el transporte de material y alimentos, si es necesario.
El Ejército del Aire será clave en labores de transporte, ya que tiene disponibles todas sus naves y sobre todo los ocho A400M que en la primera oleada volaron a China para hacer acopio de material. También ofrece capacidades médicas.
En cuanto a la Armada, siguen poniendo a disposición algunos de sus barcos por si fueran necesarios para aumentar la capacidad hospitalaria. En cuanto al personal, mantienen como primera fuerza de actuación a las unidades de Infantería de Marina.