Es la historia de Sandra, la joven chicharrera de 27 años de edad. Tiene tres hijas, dos de ellas gemelas de apenas cuatro años.
La familia al conjunto vive con su madre en un piso en el difícil barrio de Finca La Multa, en el término municipal de Santa Cruz de Tenerife.
Situación abrumadora la que está afrontando esta joven. Con especial hincapié en la temática de los desahucios, el futuro de Sandra corre peligro.
La joven se ha sumado a la acampada de afectados que actualmente se desarrolla frente a la sede de Presidencia del Gobierno canario en la capital tinerfeña.
La cruda realidad llega cuando un fondo buitre quiere dejarle sin techo a esta joven. Sin casa justo el día antes de que se decida cuándo la operan de una enfermedad rara.
La poliposis colónica. Esta última suele derivar en un cáncer.
El domicilio en el que vive apenas tiene dos cuartos, un baño y el salón. “Unas amistades de entonces nos avisaron de que la puerta estaba abierta y, aunque el piso daba pena, no tuvimos otra”, comienza a explicar la madre.
“Estaba la bañera picada, y el grifo del baño también era… ¡En la cocina había una capa de m… que no sabe la de botellas de lejía que me gasté!”, afirma la afectada, recordando cómo fueron aquel primer momento en el que se introdujo en la que sería su casa hasta el momento.
“A los cuatro meses de llegar aquí ya empezaron a exigirme que me fuera del piso, pero el primer juicio, que era por lo civil, lo ganamos. El problema es ahora, que el día 26 nos piden que nos vayamos definitivamente”, lamenta Sandra. Y ese malestar no es para menos, puesto que le coincide que, un día después, el 27, tiene cita con el cirujano que quiere operarla de su enfermedad.
La vida que nadie desea vivir
Un auténtico sinvivir. Sandra está enferma y así lo han certificado los propios Servicios de Urgencias. “Cuando me dijeron que lo mío no era normal me reí, porque llevaba explicando eso mismo cada vez que iba”, explica la joven.
De manera muy usual, según describe, “me empezaba a doler la barriga muchísimo y sangraba por mis partes cuando no venía a cuento. Al final, en vez de hacer las deposiciones, lo que hacía era tirar un reguero de sangre. Comer algo y echarlo, todo uno”.
Lo cierto es que los sanitarios, muy pronto se dieron cuenta de que algo iba mal. Su intestino grueso no funcionaba como debía. En este, los pólipos eran incontables, y el diagnóstico acabó llegando.
Sandra sufre una poliposis colónica. Más conocida como una rara enfermedad hereditaria en la que se desarrollan miles de pólipos en el colon (intestino grueso). A su vez, estos pueden transformarse en cánceres de colon.
Este problema afecta a una de cada 10.000 o 30.000 personas. En este sentido, solo uno de cada 100 cánceres de colon es debido a esta enfermedad.
“Es lo que me han dicho, que me quieren operar para evitar que acabe en un cáncer”, cuenta la madre coraje. Permanece totalmente angustiada al coincidir las dos fechas clave en el calendario. “Cuento con la ayuda de los míos”, argumenta la víctima de malos tratos, “pero quedarme en la calle el día antes de decidirse sobre cuándo me operan no ayuda, es demasiado”.
Como les ocurre a muchas personas, en un primer momento, Sandra vivió de la ayuda como víctima del maltrato. Actualmente, se sustenta gracias a la tarjeta de Hiperdino.
Con la ayuda de esta y con un valor de 240 euros al mes, ha conseguido una asistenta social del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.