Agentes de la policia francesa en moto

Dos medidas que ha tomado Francia contra las nuevas cepas que pueden llegar a España

El país galo ha publicado un nuevo paquete de medidas que entra en vigor a partir de hoy

Francia está tremendamente alarmada por la llegada de nuevas cepas del coronavirus.

La variante británica, que ha demostrado ser entre un 50% y un 70% más contagiosa e incluso podría ser más letal, según reconoció el propio Gobierno español, es una de las que más preocupa al Gobierno galo, puesto que su presencia sigue aumentando en el país.

Francia toma medidas contra el avance de las cepas brasileña y sudafricana de covid

Sin embargo, las variantes brasileña y sudafricana están especialmente bajo el foco de la Dirección General de Salud (DGS) del país vecino.

Ambas son mutaciones del virus que aún no se han investigado en profundidad y pueden implicar una mayor peligrosidad, incluso se teme que las vacunas puedan no ser eficaces ante estas nuevas cepas.

Por esta razón, el Gobierno francés se ha apresurado a tomar medidas con el objetivo de frenar la expansión de estas nuevas cepas antes de que se propaguen sin control.

El pasado 1 de febrero, el Ejecutivo francés ya dio a conocer algunas de las medidas que entrarían en vigor a partir de hoy para intentar frenar las variantes más contagiosas del virus.

Dentro del paquete de medidas, donde se presta especial atención a los escolares y el protocolo sanitario de los centros educativos, encontramos medidas como reforzar el rastreo de casos, el aislamiento de positivos y facilitar el cierre de clases.

Además, se incluyen dos medidas muy llamativas que podrían llegar próximamente a España. 

Las dos medidas de Francia que podrían llegar a España: quirúrgica y doble test

La primera medida afecta al uso de mascarilla por parte de los alumnos de la educación francesa. A partir de este lunes, los escolares tendrán la obligación de usar una mascarilla quirúrgica de tipo 1, con un filtrado superior al 90%.

Con esta medida, el Gobierno galo pretende evitar el uso de mascarillas de tela y artesanales en espacios donde se tiende a la aglomeración de personas. Francia lleva ya semanas insistiendo en la necesidad de suprimir este tipo de mascarillas que, en la práctica, podrían no proteger lo suficiente.

De hecho, hace unas semanas el país galo ya prohibió el uso de mascarillas de tela en el transporte público y los comercios, donde hizo obligatorio el uso de las FFP2, cuya protección es mayor porque, además de impedir la salida de posibles partículas infecciosas, también evita su entrada.

A pesar de que se trata de una medida avalada por gran parte de la comunidad científica, especialmente ante la existencia de nuevas variantes más contagiosas, de momento parece ser que España se mantiene cautelosa a la hora de exigir el uso de determinadas mascarillas.

Recientemente, el Ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha rechazado recomendar a la población el uso de mascarillas FFP2 asegurando que «no parece que haya de momento una fuente suficientemente rigurosa que acredite que estamos mejor protegidos de esa manera, con ese otro tipo de mascarillas no higiénicas». Además, señalaba la dificultad económica de algunas familias para acceder a «un bien de primera necesidad».

La segunda medida aprobada en Francia para detener el avance de las nuevas variantes está relacionado con la fiabilidad de las pruebas PCR.

A partir de ahora todas las pruebas PCR que den positivo tendrán que ir seguidas de un segundo test para identificar la variante en las siguientes 36 horas a pesar de que no se trata de una tarea fácil, puesto que es necesario realizar un protocolo de secuenciación del virus en los laboratorios. 

Además, los casos positivos de estas dos variantes tendrán que aislarse durante diez días y no siete, como ocurre en Francia con los positivos de la cepa tradicional, y deberán someterse a otra prueba PCR al terminar la cuarentena. En caso de dar nuevamente positivo, deberá aislarse otros siete días.

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