Un grupo de sanitarios del Reino Unido ha sacado a la luz los tres primeros casos de personas con ictus isquémicos generados por trombos en las arterias tras haber recibido la vacuna de AstraZeneca contra el coronavirus.
Este problema de salud viene provocado cuando los coágulos de sangre se dan en las arterias que riegan la sangre al cerebro, siendo esta la forma más habitual de padecer un ictus, pero hace unos días hemos conocido que también se han registrado este tipo de accidentes cerebrovasculares en individuos vacunados con la dosis de AstraZeneca.
Hasta el día de hoy, los casos de trombos registrados tras la inoculación de dicha vacuna habían surgido en venas, sobre todo en el cerebro, con bajos niveles de plaquetas y anticuerpos. Este nuevo registro de tres casos de adultos jóvenes vienen recogidos en un texto elaborado por una decena de médicos e investigadores, que ha sido publicado en la prestigiosa revista de medicina, 'Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry'.
Los tres casos que alarman a los especialistas
En los tres casos citados, el ictus vino relacionado con obstrucciones de grandes arterias y dos de los enfermos presentaron a su vez una trombosis venosa hepática y cerebral. En todos los casos presentaban niveles de plaquetas muy bajos, anticuerpos anti-PF4 confirmados y dímero D alto.
La primera paciente, una mujer de unos 30 años de edad, sufrió un dolor en la parte derecha de la cabeza y también en los ojos una semana más tarde de recibir la dosis de Oxford. Pocos días después, se despertó con debilidad en la cara, el brazo y en la pierna izquierda. Dicha paciente sufría una obstrucción de la arteria cerebral media derecha con infarto cerebral, y, tras ser operada, se le medicó con el anticoagulante fondaparinux, pero finalmente acabó muriendo.
La segunda paciente, de la misma edad que la primera, un par de días después de recibir la vacuna presentó dolor de cabeza, confusión, debilidad en el brazo izquierdo y pérdida de visión en el lado izquierdo. Las imágenes enseñaron obstrucciones en algunos vasos, incluidas las dos carótidas que riegan el corazón y los pulmones y el seno transverso izquierdo. Se le dio fondaparinux y fue mejorando.
El tercer paciente, un hombre de 40 años, tuvo tres semanas después de recibir la vacuna diversos problemas para hablar y comprender el lenguaje. En las imágenes podías apreciarse un coágulo en la arteria cerebral media izquierda. El paciente recibió una transfusión de plaquetas y plasma, y fondaparinux, y a día de hoy continúa estable.
Las explicaciones de David Werring, principal autor del estudio
Por otro lado, David Werring, del University College de Londres y autor principal del estudio, asegura que los tres casos ponen de manifiesto que la reacción de la vacuna puede provocar coágulos que taponen las arterias del cerebro y puedan generar un accidente cerebrovascular isquémico.
«Los pacientes jóvenes que presenten un ictus isquémico después de recibir la vacuna deben ser evaluados urgentemente con pruebas de laboratorio (incluyendo el recuento de plaquetas, los dímeros D, el fibrinógeno y los anticuerpos anti-PF4), y tratados por un equipo multidisciplinar (hematología, neurología, ictus, neurocirugía y neurorradiología) para aplicar rápidamente tratamientos como inmunoglobulina intravenosa, metilprednisolona, plasmaféresis y anticoagulantes no heparínicos, por ejemplo fondaparinux, argatroban o anticoagulantes orales directos», afirman los creadores del estudio.
Hugh Markus, del Departamento de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Cambridge, apunta que el estudio refleja «la coagulopatía inmunomediada también puede causar trombosis arteriales, incluido el ictus isquémico, aunque la trombosis venosa y, especialmente, la trombosis del seno venoso cerebral parecen más frecuentes». Además, señala que estos efectos secundarios «son raros, y mucho menos frecuentes que la trombosis venosa cerebral y el ictus isquémico asociados a la propia infección por Covid-19», concluye.