La foto ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en símbolo de la tragedia del pueblo ucraniano. En ella se ve la mano de uno de los cadáveres de la masacre de Bucha, con las uñas pintadas. Un contraste entre la vida y la muerte, un reflejo de los sueños rotos que ha conmovido a la opinión pública.
La imagen fue captada por la fotógrafa Zohra Bensemra, de la agencia Reuters, en una de las calles sembradas de cadáveres en Bucha. En ella se ve el brazo inerte de una mujer con la mano pálida, llena de barro, y las uñas recién pintadas. Todos los dedos de rojo, excepto el dedo anular.
Las tropas rusas convirtieron Bucha en una carnicería de civiles durante su retirada de Kiev a finales de marzo. Las fotos de los cadáveres han impactado al mundo y han inmortalizado la vulneración de los derechos humanos en Ucrania. Desde entonces todos se preguntaban de quién era esta mano.
Sus ganas de vivir, su fuerza
La pregunta ya tiene respuesta, ya que la maquilladora Anastasia Subacheva reconoció a la persona por la foto. Se llamaba Iryna Filykina y era una de las alumnas que asistió a su curso de estética el día antes del estallido de la guerra. “Me contó cómo apreciaba el maquillaje y lo bien que se sentía”, ha contado.
Iryna, madre soltera de una adolescente, sentía pasión por la vida y gastaba una energía desbordante. Así lo explica Anastasia, que tuvo ocasión de conocerla justo antes de que la guerra cambiara sus vidas. “Sus ganas de vivir, su fuerza, su amabilidad, su energía me habían conquistado”.
El 7 de marzo, doce días después de haberse conocido, los rusos entraron en Bucha. Tras su retirada, esta localidad de 36.000 habitantes quedó convertida en un sembrado de cadáveres entre los cuales estaba Iryna. La han podido identificar gracias al particular diseño de sus uñas.
Su última lección de vida
Iryna amaba la vida, y su muerte ha sumido a Anastasia en una profunda conmoción de la extrae una moraleja: “Hay que amarse, sobre todo a uno mismo, apreciar la vida y disfrutar cada momento porque la vida solo es uno”. Su recuerdo queda ahora como un cruel retrato de los sueños rotos en Ucrania.
Aquel día Iryina le contó a Anastasia que iba a ir al concierto de una cantante pop ucraniana llamada Olga Polyakova. Luego le cogió la mano, y de forma premonitoria le dio una lección de vida: “En mi vejez finalmente entendí lo más importante, amarte a ti misma y vivir para ti”. Horas después, Putin invadió su país.
La muerte de Iryna no será en vano, y su hija Olga ha organizado una recaudación de fondos en redes sociales. El dinero irá destinado a los niños que “continúan sufriendo en Ucrania como resultado de las atrocidades y masacres a nuestras familias”. “En memoria de mamá Ira”, añade.
Los sueños de Iryna
“Iryna estudiaba maquillaje, tenía planes, esta es su mano con la manicura hecha en la foto que muchos de vosotros habéis visto“. Así cuenta la periodista Katerina Sergatskova cómo era la mujer de la mano. “Los rusos la mataron a ella y a cientos de personas como ella, solo por ser ucranianos”, expresa con indignación.
La mujer asesinada estaba llena de ilusión por aprender una profesión que le apasionada. “Daba saltos de alegría cuando le dieron el material cosmético para el curso”, desveló su amiga Anastasia. Los que la conocían aseguran que estaba en un momento de plenitud de su vida, con una gran sabiduría.
Iryna había aprendido que el tiempo y la autoestima son lo más importante, aprovechar cada segundo como el último. La guerra se cruzó en su camino y le arrebató todos los sueños por cumplir, también el de ser maquilladora. Se cree que hay fosas comunes por toda la ciudad de Bucha, con cientos de cadáveres.
Cómo ocurrió su muerte
Maxim Kryvtsov ha explicado en Facebook la verdadera historia tras la muerte de Iryna. “La mujer se acercó al puesto en bicicleta, llevaba una chaqueta azul, iba rápido y no se detuvo. Cruzó la intersección de dos calles y dispararon desde el puerto de control, su cuerpo yació en la calle vacía durante aproximadamente un mes”.
Este testigo asegura que “sus uñas, pintadas de rojo, eran visibles desde lejos”. Decenas de cadáveres están tratando de ser identificados en la matanza de Bucha, y el de Iryna pudo ser reconocido precisamente por las uñas. Tras hacerse viral la foto, su hija Olga explicó con detalle lo ocurrido.
Los rusos dispararon a Iryna a quince minutos de donde vivía, “de camino a casa que era el lugar más seguro”. Según ha explicado, “le dispararon una bala del tamaño de mi dedo en medio de la carretera” y su cadáver quedó tendido allí durante días. También ha querido mandar un mensaje a los negacionistas.
“Algunos incluso dudan de que fueran actores, pero para mí es una imagen viva que me viene a la mente una y otra vez”, dice Olga. Y añade que “la guerra no sólo llegó a mi país, sino a mi casa, y se llevó mi universo”. Una frase que define muy bien la tragedia del pueblo ucraniano.