El caso del presunto intento de asesinato de Josep María Mainat a manos de su mujer, Ángela Dobrowolski, sigue acaparando minutos de televisión debido a las informaciones tan surrealistas que están saliendo a diario. Desde que se conociera la noticia, peculiares personajes han ido apareciendo como si de un thriller se tratara.
La entrevista a Alina con alusiones a prácticas de vudú, Gabriel el scort, casi una veintena de personas supuestamente viviendo en casa de Mainat de los que no ha habido ni rastro en estos días, el productor en paradero desconocido y las entradas y salidas de Ángela del domicilio familiar con toda clase de pelucas, ha levantado gran controversia.
¿Por qué lleva la, todavía, mujer de Mainat pelucas y gafas de sol cuando ya todo el mundo conoce su rostro después de haber participado en un programa de televisión? La estudiante de medicina parece haberse hecho con un buen alijo de toda clase de pelucas para que los medios presentes en la puerta de su casa no logren captar una imagen real suya.
Los reporteros son testigos de la variedad que Ángela tiene de estilismos con los que cada día sorprende. Melenas de todo tipo de colores y estilos, gafas enormes y la obligatoria mascarilla, impiden hacernos una imagen actual del rostro de la alemana. La imagen que da a diario no puede ser más surrealista pero parece que todo responde a una intencionalidad.
Laura Fa, colaboradora de 'Sálvame' que se encuentra a diario a las puertas del domicilio de Mainat, explicaba así la obsesión de Ángela de ocultarse. «Ángela no quiere que, cuando todo esto pase, quede su imagen documentada. Si sus hijos buscan en Google, que nunca la vean rodeada de prensa ni de policía» explica Laura en un podcast a la revista 'Lecturas'.
Josep María Mainat y Ángela Dobrowolski tienen una niña de ocho años y es por el bien de ella y de sus otros hijos, la razón por la que se oculta bajo pelucas. «Ahora mismo, la niña tiene ocho años. Si ve a una señora con peluca, no cae en que es su madre» señala Laura Fa. Sin duda todo un culebrón que lejos está de terminar y cuyos personajes no hacen más que seguir alimentando la polémica.