Broto, un pueblecito de piedra en las montañas de Huesca donde nunca pasa nada, quedó marcado para siempre el 14 de febrero de 2020. Aquel Día de San Valentín, en un arranque de celos, una joven de 22 años llamada Daniela mató a su exnovio de 26. Ahora se enfrenta a 15 años de cárcel.
Esta semana ha empezado en la Audiencia de Huesca el juicio contra Daniela Valencia por el asesinato de Geovanny. Ella alega que era víctima de malos tratos y que actuó en defensa propia, por lo cual la defensa pide la absolución. Sin embargo, la Guardia Civil ha desmontado esta teoría.
Según la investigación policial, Daniela actuó movida por los celos cuando Giovanny quiso poner fin a la relación. Aseguran que le atacó de manera sorpresiva y le cosió a puñaladas sin que este tuviera posibilidad de defenderse. Pero el caso no está tan claro, y hay incluso una discrepancia entre los forenses.
El crimen de San Valentín
En Broto, una apacible localidad de montaña con 500 habitantes, el colombiano Giovanny Valencia compró hace unos años el restaurante Casa Vallés. El joven mantenía una relación con Daniela, una joven colombiana instalada en Broto desde que era una niña. Ella trabajó como camarera en el bar de su novio.
Los dos iniciaron una apasionada relación que, sin embargo, pronto se vio manchada por los celos y las peleas. Se separaron durante un tiempo pero volvieron a retomar el romance hasta que él descubrió una infidelidad. Cuando decidió romper definitivamente con Daniela, ella montó en cólera.
El Día de San Valentín de 2020, los vecinos escucharon una fuerte discusión entre el chico y su exnovia. La acusada apuñaló repetidamente a la víctima y luego se autoinfligió algunas lesiones antes de abandonar el lugar. La policía la interceptó horas después como presunta autora de la muerte de Giovanny.
La versión de la acusación
La acusación particular sostiene que Daniela y Geovanny fueron novios durante más de tres años, y que él rompió al conocer la infidelidad. Según esta versión, ella entró en casa de él, rasgó sus prendas de vestir y esperó a que llegara. Al entrar el chico, ella le propinó cuatro cuchilladas de manera sorpresiva.
“Lo pilló por sorpresa, aún llevaba la llave en una mano y se estaba quitando la chaqueta”, afirma la acusación. Una de las puñaladas fue directa al corazón, resultando mortal de necesidad. La acusación pide 25 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y agravante de parentesco.
La acusación intenta desmontar la teoría de los malos tratos, ya que “no hay referencia ni testimonios”. El letrado recuerda que la acusada sólo manifestó los malos tratos cuando ya estaba en la cárcel. Y se apoya en varios testimonios que recuerdan a la víctima como “un chico afable y encantador”.
La versión de Daniela
Varios testigos han descrito a la acusada como una mujer posesiva y controladora, que no asumía la ruptura sentimental. Sin embargo, la versión de la defensa es muy diferente. En su declaración ante el tribunal, Daniela ha explicado que Geovanny le daba bofetones y empujones, y la menospreciaba.
La defensa ha presentado como testigo a la tía de la acusada, que ha relatado como en una ocasión vio cuatro moretones en su brazo. “Yo también fui una mujer maltratada y sé que Daniela también lo era”, ha testificado esa mujer. Por todo ello, la defensa considera que actuó en defensa propia.
En el vehículo de Daniela, la policía encontró una libreta con notas manuscritas donde se arrepentía. “Sé que lo que hice no tiene perdón, fui muy egoísta con Geovanny y me arrepiento tanto. Porque él no se merecía eso, en ese momento no sé qué me pasaba por la mente”, decía la nota.
Los forenses discrepan sobre las lesiones
La Fiscalía también apoya la versión de la acusación, que además ha sido avalada en el juicio por la Guardia Civil. Según el atestado policial, él no presentaba heridas de defensa porque no había tenido tiempo a reaccionar. En cambio, las heridas que ella presentaba se las había hecho ella misma.
También según la policía, la primera intención de Daniela fue abandonar el lugar del crimen, pero luego volvió para limpiar la sangre y manipular el cadáver. Luego deambuló por el piso de la víctima y se provocó las lesiones para avalar su teoría. Tras ser detenida confesó los hechos desde el principio.
El caso no está tan claro como parece, porque los forenses discrepan sobre las heridas que presentaba Daniela. Los forenses del Instituto de Medicina Legal aseguran que se trata de heridas autoinfligidas. Pero los forenses de los peritos de la defensa afirman que se trata de heridas provocadas por otra persona.
Además, al menos dos testimonios aseguran que Daniel sufría malos tratos por parte de su pareja. También un perito psiquiatra presentado por la defensa ha asegurado que la joven presentaba el síndrome de la mujer maltratada. El jurado popular tendrá que deliberar ahora sobre estas dos versiones.