Samuel Luiz fue asesinado a golpes por una turba la madrugada del 3 de julio. Hasta ahora, la policía ha detenido a seis personas implicadas en la paliza. Lo complicado viene ahora: demostrar qué papel jugó cada uno de ellos en la muerte del joven.
El hecho de que haya varios implicados y la confusión reinante en este tipo de peleas puede complicar la resolución del caso. El crimen de Samuel podría quedar sin castigo, y hay un precedente. Tenemos que remontarnos a Magaluf (Mallorca), el 30 de abril de 2018.
La noche de los hechos, Aaron empezó a discutir con su novio en el Mulligan’s, un pub de la turística localidad mallorquina. En un momento dado, él la empujó y la camarera del local se lo recriminó. Poco después, el joven irlandés amenazó a la camarera y lanzó un vaso.
En ese momento apareció Paul, el portero del local que ya había tenido sus más y sus menos con la víctima aquella noche. Al saber lo que había hecho, salió tras de él hasta darle caza. Poco después, los servicios de emergencia recibieron un aviso.
Había una persona en el suelo, con señales de haber sufrido una agresión. Según algunos testigos, el agresor le había propinado un primer golpe y luego una patada en la cabeza. Otros aseguraban que el portero estaba dentro del bar en el momento de la agresión.
La víctima fue atendida por los servicios médicos y se quedó descansando en la acera. Pero su estado empeoró y fue trasladado a urgencias. Murió al día siguiente, según la autopsia, por una contusión importante en la parte lateral de su cabeza.
La investigación del crimen
La policía abrió una investigación y se centró en el portero del local, que había agredido a la víctima. Este fue detenido junto con su jefe, al que acusaron de encubrimiento por haber escondido las imágenes de las cámaras de seguridad.
Las imágenes de las cámaras no mostraban un plano claro de lo que había sucedido. La defensa del acusado encargó un elaborado informe pericial con todo tipo de pruebas. Concluyó que el asesino tenía un aspecto físico distinto al del sospechoso.
Paul pasó dos años en prisión preventiva. La Fiscalía pedía para él 12 años de cárcel, y la acusación 15. Pero la defensa logró demostrar con imágenes que en el momento de la patada mortal, el acusado se encontraba dentro del local.
Además, estaba la versión de los testigos, que aseguraban que el acusado estaba dentro del bar y que otra persona le pateó la cabeza a la víctima cuando ya estaba en el suelo. “Juro por mi hijo que soy inocente”, declaró Paul Lee Waugh durante el juicio.
El acusado sostiene que peleó con la víctima y le golpeó levemente, pero que fue otra persona la que le pateó la cabeza estando ya en el suelo. El juez le declaró inocente de todos los cargos. A fecha de hoy, sigue sin haber un culpable por la muerte de Aaron.
Paralelismos con el caso de Samuel Luiz
El caso de Aaron Henderson se parece mucho al de Samuel Luiz. Los agresores de La Coruña, una pareja de novios, estaban discutiendo y creyeron que Samuel los estaba grabando. En ambos casos parece que el detonante fue una agresión machista.
Además, ambas víctimas murieron en una pelea protagonizada por varias personas. La gran cantidad de pruebas, como testigos y cámaras de vigilancia, añaden más confusión. Este tipo de investigaciones son muy complejas y pueden quedar sin resolver.
Tanto en el crimen de Aaron como en el de Samuel, lo difícil no es saber cómo murieron, sino poder demostrarlo en un juicio. Lo más complicado es determinar el papel de los implicados. Si los investigadores no lo consiguen, el crimen quedaría sin castigar.
En el caso de Aaron, la Guardia Civil tenía claro que el asesino era el portero del local, pero eso no pudo ser demostrado en el juicio. Las imágenes y un testigo clave libraron a Paul de la cárcel. ¿Podría pasar lo mismo en el caso del crimen de Samuel?