La policía descubrió ayer por la tarde los cadáveres de una mujer embarazada de tres meses y su hijo de 7 años en su casa de Sa Pobla (Mallorca). Desde el primer momento se pensó en un asesinato machista, y se activó la orden de búsqueda y captura de la ex pareja sentimental de la mujer. Finalmente se entregó a la policía y confesó ser el autor de los hechos.
Todo empezó poco después de las 17.30 de la tarde, cuando la policía se presonó en la vivienda de la calle Santa Catalina. Los agentes se dirigieron al inmueble después del colegio del niño alertara de su segundo día de ausencia, y entraron colándose por un patio exterior. Una vez dentro, localizadon los cuerpos sin vida de Guarda Ouchene, de 28 años, y su hijo de 7. Ambos eran de nacionalidad marroquí.
El cuerpo de la mujer apareció en la cocina, ensangrentado y con un golpe en la cabeza. El del pequeño fue localizado en el comedor. Ambos presentaban signos de violencia, y los primeros análisis forenses determinaron que murieron estrangulados. La sangre encontrada era de la madre, por el golpe recibido al caer en el suelo. Los signos de violencia hallados en el lugar del crimen hicieron pensar desde un primer momento en un caso de violencia de género.
Los responsables del colegio donde estudiaba el niño advirtieron de que era su segundo día sin haber ido a clase, y sin haberlo justificado. Así lo notificaron a la policía, y añadieron además que su madre había pedido una orden de protección por violencia de género. Fue entonces cuando se activaron todas las alarmas, y fueron hasta el domicilio, donde encontraron los cadáveres. Todo apunta a que las víctimas llevaban un día muertas.
Una vez descubiertos los cadáveres y establecida como principal hipótesis el crimen, se requirió la presencia de los agentes del Laboratorio de Criminalística y Policía Judicial de la Guardia Civil. Estos se hicieron cargo de la investigación, y se comunicó las muertes a la autoridad judicial de guardia.
Orden de protección
La principal hipótesis apuntaba a la ex pareja sentimental de la joven como principal sospechoso del doble crimen. Los dos estaban en proceso de separación, y fue él mismo quien finalmente se entregó a la policía poco después de ver la noticia en los diarios. La mujer asesinada había obtenido hacía poco una orden de seguimiento y protección por violencia de género, que ya había finalizado. Última Hora apunta también que hace algo más de un mes, el hombre había retomado el contacto con ella.
El programa de protección al que se había acogido Guarda está establecido para mujeres que denuncian malos tratos, tanto contra ellas como contra sus hijos. En este caso, la protección se establece en base al riesgo que valoran los profesionales. Guarda mantenía una tormentosa relación con su marido, algo que era conocido por el vecindario y en especial por la comunidad magrebí. Algunos le vieron por última vez el pasado viernes, y recuerdan también que ella le denunció.
El crimen sacudió a la comunidad de Sa Pobla, un municipio con algo más de 13.000 habitantes. En el lugar de los hechos hizo presencia también el alcalde, Llorenç Gelabert, y una decena de familiares permanecieron durante horas sentados en la acera, visiblemente afectados por el trágico suceso.
A última hora de ayer, el juzgado ordenó el levantamiento de los cadáveres y hoy se practicarán las autopsias para confirmar la causa de la muerte. El asesino confeso es un marroquí de 36 años que fue detenido ayer, sobre las 9 de la noche. Dice que se arrepintió del crimen, y decidió entregarse. Ahora está en manos de la Guardia Civil, que se encuentra al mando de la investigación.
El hombre entró en una vivienda el viernes
Guarda Ouchene solía llevar a su hijo de 7 año al colegio todos los días, a las nueve de la mañana. Pero el lunes nadie salió de casa, ni el menor se presentó en clase. Los vecinos no lo notaron, porque ella era muy discreta, y solo veían al niño pasear en bicicleta de vez en cuando. El viernes pasado pagó el alquiler al propietario, que vive a pocos metros.
Según Última Hora, ese mismo día, el presunto asesino irrumpió de repente en casa de una vecina. Iba muy engominado, con una camisa blanca y unos vaqueros. Le dijo a la inquilina que quería comprar dos colchones, que entró en su casa sin permiso y que le vio muy alterado. La mujer, extrañada, le dijo que los colchones no estaban en venta, y el hombre se marchó.
El macabro suceso atrajo ayer la atención de los vecinos, que se asomaron al cordón policial para seguir las actuaciones policiales. Entre ellos estaba el representante de una asociación marroquí, que lamentó los hechos: «Estamos todos muy tristes y consternados por lo que ha ocurrido a esta mujer y a su hijo». El entorno informó que el presunto asesino, un marroquí nacido en 1985, trabaja como albañil.