Hasta ahora la obesidad era uno de los factores de riesgo asociados al Covid-19, pero no era uno de los más relevantes ni se lo consideraba determinante de forma aislada. Pero la cosa ha cambiado y en muchos centros hospitalarios se están encontrando con jóvenes ingresados que no tienen más factores de riesgo que la obesidad.
Este factor había quedado en un segundo plano y se prestaba especial atención a causantes como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades del corazón, pero cada vez hay más datos que permiten afirmar que sufrir obesidad predispone, en sí mismo, a tener mayores complicaciones, y esto es importante porque en España un 20% de los adultos lo padecen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una persona es obesa cuando su índice de masa corporal es superior a 30, es decir, una persona que mide 1,75 sería obesa a partir de 92 kilos.
Las autoridades sanitarias advierten que estas personas son especialmente vulnerables a los efectos del Covid-19 y tienden a una mayor tasa de complicaciones graves por el virus, por lo que recomiendan tratarlos como colectivos de riesgo con enfermedades crónicas y les recomiendan no salir de casa.
Sin ir más lejos, un reciente estudio confirmaba que las personas con obesidad tienen riesgo de complicaciones seis veces mayor, mientras que otros científicos aseguran que la relación entre peso y agravamiento de patologías del Coronavirus ocurre de una forma progresiva, de modo que a mayor obesidad, más posibilidades de complicaciones y de ingreso en la UCI.
El hecho de que la gravedad del Covid-19 aumente con el índice de masa corporal se suma al hecho de que la necesidad de ventilación mecánica se vincula de forma muy directa a pacientes con obesidad severa, con independencia de otros factores de riesgo.
Estas constataciones preocupan y mucho a uno de los países más afectados por la obesidad y más golpeados por el Coronavirus como es Estados Unidos. En algunos hospitales advierten de que cada vez hay más jóvenes hospitalizados, en algunos casos incluso se trata a los jóvenes con obesidad con la misma urgencia que los mayores de 65 años.
La intención de los científicos ahora es descubrir si la obesidad puede ser un factor de riesgo por sí solo, o no. De hecho, la obesidad es una patología asociada a muchas enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la apnea en el sueño, y muchas veces es difícil discernir qué parte corresponde a la obesidad, y qué parte a las enfermedades que acompaña.
El problema es que para hacerlo, los investigadores necesitan un gran número de pacientes y por ahora sólo pueden asegurar que la obesidad es un factor de riesgo, sin poder determinar si puede ser un factor independiente o no. Pero cada vez queda más claro que un paciente con obesidad tiene mayor riesgo de complicaciones, necesidad de ventilación y mortalidad.
La principal causa de ello son las dificultades respiratorias que provoca la obesidad, ya que la movilidad del diafragma se reduce y la capacidad pulmonar disminuye por la masa abdominal. Además, el paciente obeso es más difícil de movilizar y ventilar, y es más complicado poder acoplar bien los respiradores.
También la inflamación crónica del aparato respiratorio es clave, ya que se ve agravada por la inflamación generalizada que provoca la respuesta inmunitaria exagerada ante el Covid-19. La predisposición de los obesos a los trombos en venas y arterias también es determinante, dada la incidencia del coronavirus en el sistema cardiovascular y los problemas de coagulación.
Por otro lado la acumulación de grasa en el tejido adiposo (grasa corporal) puede favorecer también la penetración del virus en la célula, lo que explicaría la observación de algunos expertos de que el Coronavirus permanece más tiempo en el organismo de este tipo de pacientes.