Además del problemón que supone gestionar la crisis del Coronavirus desde el Gobierno, uno de los papeles más comprometidos estos días es el de Partido Popular como principal partido de la oposición, ya que su posición institucional exige una responsabilidad que le impide criticar de forma abierta al ejecutivo o votar en contra de sus medidas, como hace el resto.
Y esto impide, en definitiva, que el PP pueda marcar perfil en la lucha soterrada que estos días se está viviendo en cada debate en el Congreso y que poco a poco va definiendo la estrategia de los partidos de cara al resto de la legislatura o ante unas eventuales nuevas elecciones. En medio de este panorama, ha irrumpido alguien importante del partido.
Se trata del ex presidente Mariano Rajoy, que a pesar de haber limitado sus apariciones en los medios y en la palestra pública, sigue manteniendo hilo directo con el presidente del partido y líder de la oposición, Pablo Casado, para aconsejarle sobre temas de actualidad y darle su opinión en momento cruciales como este.
Durante el estado de alarma, Rajoy ha hablado también con otros pesos pesados como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y el de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y les ha trasladado un mensaje muy importante: hay que tener un plan claro y definido.
El consejo de mariano Rajoy a los principales barones del PP ha sido que el partido debe tener a alguien al frente que sepa lo que hacer y dónde tiene que ir. El expresidente cree que los ciudadanos necesitan percibir que el partido tiene un plan para afrontar esta dificilísima situación, que no improvisa las cosas y que es coherente en sus decisiones.
Por eso ha trasladado a las personas con las que tiene más confianza que en estos momentos cruciales para el país el partido debe mostrar firmeza y no dar bandazos, pues los ciudadanos no perdonarán a aquellas formaciones que no tengan un plan o que muestren inseguridad y dudas. Rajoy ha apelado a su experiencia para hacer este tipo de afirmaciones.
El consejo de Mariano Rajoy al PP durante el estado de alarma adquieren mayor relevancia tras los últimos movimientos del partido, que en las últimas horas cambió el rumbo de su estrategia y pasó de votar afirmativamente a la abstención de la prórroga del estado de alarma con la que el Gobierno pretende mantener el mando único en la gestión de la crisis.
El tiempo dirá si la decisión de Pablo Casado es acertada, pero por ahora no parece haber logrado el efecto esperado. Al retirar el apoyo al estado de alarma, Casado cede la posición de responsabilidad ante la crisis a Ciudadanos, que con sólo diez diputados pasa a ser la clave para el futuro inmediato de la legislatura.
Por otro lado, con la abstención el PP queda en un espacio intermedio y le convierte en foco de las críticas de los sectores más duros de la oposición al gobierno progresista, que acusan a Casado de indefinición y de ser el cómplice necesario de la estrategia de Pedro Sánchez.