«Hemos estado en la guerra», dice el secretario de Salud de Castilla La-Mancha, Luis Ruiz. Los encargados de comprar material sanitario para las comunidades autónomas se retiran de la trinchera, pero siguen trabajando en la retaguardia y hacen acopio de material ante un posible rebrote. España deja atrás el colapso sanitario, pero se prepara para la segunda ola.
Una de las condiciones que Sanidad pone a la comunidades para la desescalada es notificar semanalmente del stock de material sanitario almacenado (mascarillas, test, hisopos, guantes, gafas, batas, soluciones hidroalcohólicas), que es el indicador de que una región está preparada para afrontar una nueva emergencia sanitaria.
Los responsables autonómicos de Salud respiran ahora más aliviados tras semanas de nervios y mucho stress, ya que en medio del colapso sanitario la escasez de material en el mercado fue uno de los problemas más graves. Ahora dicen que los precios siguen altos y a veces cuesta encontrar algún artículo, pero lo peor de la crisis de suministro ya ha pasado.
Fernando Simón asegura que en general todas las comunidades tienen capacidad de reserva suficiente, pero advierte que hay algunas que van un poco justas y que si hubiera un uso masivo sí podría volver a producirse una situación complicada. Por eso, el Gobierno dispone de una reserva estratégica, aunque no se sabe dónde está ni de cuántas unidades dispone.
Mientras, siguen llegando imágenes y testimonios sobre la escasez de material sanitario en los hospitales, como la foto de una sanitaria de Madrid con un chubasquero de una tienda de todo a un euro, o la confesión de la portavoz del sindicato de enfermería Satse, María José García, de que se siguen reutilizando los equipos de protección, aunque son de un solo uso.
En algunos lugares, como en Navarra, dan por cubierta la capacidad de reacción ante un rebrote, pero aseguran que hay tensión en el mercado para conseguir el material. Por esto se han centrado en el mercado nacional y buscan proveedores cercanos o reorientan la industria para la fabricación de materiales de protección.
Es el caso de una industria en Don Benito, Extremadura, que ha solicitado a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios la autorización para empezar a fabricar mascarillas quirúrgicas. O el caso de Castilla La-Mancha, donde 57 empresas han cambiado su producción, y la empresa vasca Oiarso, que abrirá una nueva línea de producción.
El mayor problema al que se enfrentan ahora los deparamentos de Salud son la especulación por la escasez, que a veces llega hasta el extremo del timo: «A todos nos han dado gato por liebre» con productos defectuosos o falsos, dice el responsable del área sanitaria de Galdácano, en Vizcaya, Jon Guajardo.
El problema con la primera ola fue que cuando España se dio cuenta de la necesidad de más material sanitario, el mercado ya estaba colapsado. Por eso, de cara a una segunda ola algunas comunidades autónomas como Castilla La-Mancha piden que la reserva estratégica de este tipo de materiales sea por ley, de forma que haya un plan de compra y almacenamiento articulado a nivel legal y logístico.