La muerte de Esther López la madrugada del 13 de enero en Traspinedo (Valladolid) es uno de los casos más complejos a los que se enfrenta la Guardia Civil. La investigación avanza lentamente pero con paso firme, y no escatiman esfuerzos para ello. Ahora cuentan con una herramienta más para esclarecer la verdad.
Los investigadores están analizando y cruzando una multitud de datos, informes e imágenes para saber qué pasó. Tienen claro que la joven murió atropellada y que el autor o autores se dieron a la fuga. Su objetivo es descubrir quién está detrás del atropello mortal, y por ahora hay dos sospechosos.
Para resolver el caso de Esther López, los investigadores suman una nueva herramienta de trabajo. Se trata de los llamados “cazadores de mentes”, especialistas en elaborar perfiles criminales de los implicados. Confían en que el análisis psicológico de los investigados pueda ofrecer pistas relevantes.
Siguen a dos personas
La investigación cuenta con pruebas forenses, interrogatorios, imágenes de cámaras de vigilancia y datos de telefonía móvil. Además, en el lugar donde encontraron el cuerpo se han estado recabando todo tipo de pruebas. Expertos en accidentes de tráfico han elaborado una minuciosa reconstrucción.
Semanas después del suceso, la Guardia Civil ha concluido que el vehículo del atropello es una furgoneta o un coche SUV azul. En la lista de sospechosos siguen estando dos vecinos del pueblo, aunque por ahora no han podido confirmar su autoría. Esa es por ahora una de las principales líneas de investigación.
Por eso la Guardia Civil lleva semanas analizando el perfil psicológico de Óscar y Ramón, los dos presuntos implicados. La tarea recae en los “cazadores de mentes”, expertos en psicología que llevan tiempo observando a los sujetos. Su aportación no será definitiva, pero sí de mucha ayuda como prueba complementaria.
Cazadores de mentes
En la Comandancia de Valladolid, apoyados por la Unidad Central Operativa (UCO), han pedido la ayuda de estos expertos. Desde el inicio de la investigación vienen estudiando el comportamiento de los implicados y su evolución. Observar, anotar e informar, en eso consiste el trabajo de los cazadores de mentes.
Los investigados han incurrido en varias contradicciones, pero están en libertad ante la falta de pruebas. Los interrogatorios sirvieron para sacar a la luz esas incongruencias. Pero las pruebas de ADN practicadas en sus casas y en los coches fueron insuficientes para apuntalar una acusación firme.
Los investigadores están convencidos de que tiene que haber algún detalle en su vida cotidiana que les delate. El caso está siendo objeto de un gran seguimiento mediático, y es importante saber cómo reaccionan estas personas ante los giros de la investigación. Esto es lo que están analizando los expertos.
El entorno, clave
La policía tuvo claro desde el principio que la clave del caso estaba en el entorno de la joven. Investigaron al círculo familiar, a sus amigos, sus redes sociales, sus relaciones. Las últimas personas que estuvieron con ella aquella noche pasaron a ocupar la lista de principales sospechosos.
Entre ellos Óscar y Carolo, los dos jóvenes con los que Esther iba en el coche antes de apearse y seguir el camino a pie. Carolo ha sido descartado de la lista de investigados, pero Óscar sigue en ella junto a Ramón ‘el Manitas’. Este fue el primer investigado, y aún sigue bajo el punto de mira.
Qué hacen en su tiempo libre, qué rutinas siguen diariamente, cómo reaccionan a las novedades del caso. Esta es la labor de los “cazadores de mentes”, que llevan semanas infiltrados en el entorno como elementos invisibles. De momento ya han confeccionado un listado de cosas a tener en cuenta.
Testigos invisibles
Primero estuvieron en las batidas organizadas por los vecinos para encontrar a Esther, y asistieron como uno más a las charlas de los bares. Participaron en concentraciones vecinales, asistieron al funeral de la joven, y patearon las calles del pueblo. Han sido testigos invisibles del día a día de Traspinedo.
Gracias a esa labor han podido captar la reacción de los sospechosos antes las novedades publicadas en la prensa. También han podido analizar sus movimientos cuando el caso ha pasado a un segundo plano. Su labor se complementa con el análisis de las redes sociales de los sujetos investigados.
Su labor es imprescindible porque ofrece un perfil emocional y psicológico de las personas que son de interés para la investigación. El retrato de los investigados, su historial, sus reacciones y su entorno acompañan las conclusiones de la investigación. Esto, al final, puede acabar siendo relevante para el caso.
Más cerca de la verdad
Los cazadores de mentes ya han tenido un papel relevante en otros crímenes célebres de la crónica negra en España. Por ejemplo en el crimen de Diana Quer, donde elaboraron un perfil psicológico de José Enrique Abuín ‘El Chicle’. O en el del niño Gabriel, donde hicieron un seguimiento a Ana Julia Quezada.
Su trabajo fue determinante para confirmar las sospechas y atrapar a los criminales. En el caso de Esther López, los cazadores de mentes fueron testigos de la reacción de los sospechosos ante el hallazgo del cadáver. Sus observaciones han sido transmitidas a la Guardia Civil.
Estas pistas no son nada desdeñables en un caso tan complejo como el de Esther López. La joven murió atropellada la madrugada del 13 de enero y su cuerpo fue abandonado en una cuneta, donde apareció un mes después. El paso de los días hace muy complicado dar con el autor o autores del atropello mortal.