La cúpula del PP, encabezada por su presidente Pablo Casado, lo tiene muy claro: se oponen rotundamente a un posible acuerdo de gobierno en la Comunidad de Madrid con Vox. Esa es la tesis que defiende el equipo del presidente popular ante una Isabel Díaz Ayuso que, de puertas hacia dentro, ha defendido la posibilidad de formar una coalición de gobierno regional con el partido que lidera Rocío Monasterio. De hecho, Casado ha impuesto estrictamente la orden de no llegar a ningún acuerdo que permita a Vox entrar en el gobierno regional —ni en el madrileño, ni en ningún otro—, a fin y efecto de no fortalecer a la formació de Santiago Abascal.
Casado impone su criterio
Y es que el objetivo del PP de Pablo Casado es muy claro: se busca el desgaste a Vox para, a largo plazo, absorber la formación y caminar hacia el ansiado «reencuentro del centroderecha», es decir, aglutinar de nuevo bajo las siglas populares lo que hace unos años se dispersó hacia Vox y hacia C's. De hecho, la primera parte de la operación está ya en marcha con el intento del PP de absorber el máximo de mandos regionales y provinciales de los naranjas, en un plan que lidera el secretario general del partido, Teodoro García Egea, junto a quien fue secretario de Organización de C's y ha fichado recientemente por el PP, Fran Hervías.
Así pues, Pablo Casado y su equipo han impuesto la clara directriz a Isabel Díaz Ayuso de no formar gobierno con Vox. En las elecciones en Madrid, Casado se juega su futuro como líder del PP y un acuerdo con la formación de Santiago Abascal podría dinamitar su plan de supervivencia. Fue en septiembre de 2020 cuando Pablo Casado decidió 'romper' formalmente con Vox e iniciar un viraje hacia el centro, capaz de construir un proyecto que algutine el centroderecha español. En el debate de la moción de censura de Abascal a Pedro Sánchez, Pablo Casado dio un discurso muy duro contra Vox que escenificó el cambio de tercio por parte del presidente popular.
Ayuso discrepa en este sentido de Pablo Casado. Aunque ambos mantienen interlocución directa y una excelente relación tanto en el plano político como en el personal, no esán de acuerdo en todo —como es natural— y esta es una de las cuestiones donde mantienen posiciones muy alejadas. Casado está convencido de que las encuestas dibujan muy bien lo que va a ser la realidad fruto de las urnas, y confía en una victoria de Isabel Díaz Ayuso con una horquilla de escaños de entre 55 y 60. De cumplirse este pronóstico, se trataría de un resultado excelente para la candidata popular, pero alejado de la mayoría absoluta.
Un pacto con Vox para que apoye a Isabel Díaz Ayuso desde fuera
Esos 10 o 15 diputados que faltarían para llegar a los 69 que darán la mayoría en la Asamblea de Madrid son los que, según los cálculos del PP, puede obtener Vox. Y es en este escenario en el que la dirección regional del partido se podría ver tentada a ofrecer a Vox un gobierno de coalición —este es, de hecho, el criterio que defienden en privado los asesores más crecanos a Isabel Díaz Ayuso y también algunos de los consejeros en funciones del Gobierno de Madrid. Esto es precisamente lo que Pablo Casado y la cúpula nacional del partido quieren impedir: son partidarios de negociar con la candidatura de Rocío Monasterio un apoyo parlamentario externo al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
De esta forma, son conscientes que las negociaciones serían duras y que tendrían que hacer cesiones ante las peticiones de Vox pero, a la vez, no cederían protagonismo por lo que a la acción gubernamental se refiere: el PP de Isabel Díaz Ayuso podría gobernar en solitario y Vox, que tampoco podría hacer una crítica muy ardua al ejecutivo regional porque habría facilitado su investidura, quedaría en tierra de nadie y perdiendo gas, objetivo primordial para el PP y su estrategia a largo plazo de reunificar a la derecha española. Obediente ante Casado, Isabel Díaz Ayuso ya ha presentado las líneas maestras de su campaña electoral, que contemplan «ignorar» a Vox, precisamente para restrar protagonismo a la formación de Santiago Abascal y evitar que la precampaña y la campaña estén marcadas por su agenda.
En Génova están convencidos de que la fórmula ideal a partir del 4 de mayo es un Gobierno regional en solitario del PP con el apoyo externo de Vox y son conscientes de que ello va a requerir una negociación dura con los de Santiago Abascal. Ya en verano de 2019, Teodoro García Egea y Javier Ortega Smith escenificaron conversaciones muy complejas para, en ese caso, conseguir los apoyos necesarios para convertir a José Luis Martínez-Almeida en alcalde de Madrid. Ahora, el PP está dispuesto a repetir dichas negociaciones para conseguir que Vox invista a Isabel Díaz Ayuso evitando gobernar con la formación de Abascal.