Carles Puigdemont ha participat en la concentració Hora Solidària a la Maternitat d'Elna

Puigdemont y los suyos quieren volver a 'asaltar la independencia' en un mes

El plan del ex president pasa por convertir las elecciones autonómicas en un plebiscito y convocar un nuevo referéndum

Carles Puigdemont ha participat en la concentració Hora Solidària a la Maternitat d'Elna
Puigdemont está preparando el terreno para una nueva confrontación con el Estado | Twitter / @josepalay

Con Cataluña tratando aún de estabilizar el repunte de contagios del Covid-19, desde Waterloo el ex presidente Carles Puigdemont ya lo tiene todo preparado para su asalto definitivo a la independencia. Sus planes para volver a poner en jaque al Estado español pasan por plantear las inminentes elecciones catalanas como un nuevo referéndum.

Desde su refugio en el extranjero, Puigdemont está diseñando las estructuras para crear un Estado paralelo con el cual afrontar un nuevo asalto a la independencia, pero esta vez quiere evitar todos los errores que llevaron al fracaso en octubre de 2017.

Puigdemont proclamó entonces la independencia desde el parlamento catalán y la suspendió inmediatamente, pero desde aquella fecha hasta ahora se ha convertido en el representante del independentismo más radical y ha dejado claro, por activa y por pasiva, que esta vez la secesión de Cataluña pasa solamente por la confrontación y la unilateralidad.

Con este espíritu ha diseñado su nuevo plan, que pasa por concentrar a su alrededor todos los elementos más decididos del independentismo y plantear las elecciones autonómicas como un plebiscito. Con los suficientes apoyos, Puigdemont se sentiría legitimado para convocar un nuevo referéndum y tensar de nuevo la cuerda con el Estado.

Le ayudan en ese propósito un estrecho grupo de colaboradores que en estos momentos no están activos en política y que van y vienen de Waterloo para recibir órdenes y ejecutarlas. Entre otras tareas, planean la creación de un futuro banco central catalán, un DNI digital y una estructura para organizar elecciones de forma autónoma. 

Se trata de reeditar el plan de 2017 pero perfeccionado. Ya no hará falta traer urnas de China, sino que bastará con métodos más modernos con los que burlar las autoridades españolas. Y para ello quiere prescindir de las empresas catalanas, que ya demostraron en su momento su deslealtad hacia las intenciones del President.

Durante todo este tiempo en el extranjero, Puigdemont y los suyos han desarrollado un sistema de identidad digital que permite participar en votaciones. Se trata de una aplicación con más de 90.000 inscritos que pagaron 10 euros por tener una identidad digital con la cual acceder al sistema y participar en convocatorias del Consell Nacional de la República.

Con IdentiCat, cada ciudadano podrá generar y gestionar su propia identidad desde su teléfono móvil o cualquier dispositivo informático. Además se trata de un sistema perfectamente legal, que de hecho promocionan las propias instituciones europeas. 

Actos en el sur de Francia

Por ahora el ex president está teniendo mucho cuidado en no utilizar dinero de la Generalitat ni cargos públicos, y todo se está llevando con mucho secretismo. Pero desde su entorno trasciende que las herramientas digitales serán fundamentales para este nuevo asalto a la independencia. La idea es disponer de un país virtual, mientras se consigue uno físico.

Mientras tanto, tira de toda la infraestructura que tiene a su alrededor: hace tiempo solicitó todas las prerrogativas que la ley asigna a los expresidentes catalanes y el Govern le concedió tres trabajadores, un coches con representación y servicios de seguridad. Puigdemont tiene abierta una oficina en Barcelona con tres empleados y un coste de 235.044 euros anuales. 

Y mientras prepara su plan para ejecutarlo de forma inminente, el presidente protagoniza actos en el sur de Francia para caldear el ambiente y fortalecer su mensaje. Fuentes europeas sospechan, de hecho, que quiere abrir una segunda oficina en Perpiñán. 

Desde allí presentó sus credenciales, llamando a una confrontación inteligente con el Estado como la única vía que queda: «Sólo queda la preparación a todos los niveles. Tal preparación ha de ser más grande que hace tres años»..