Las elecciones celebradas el pasado 4 de mayo en la Comunidad de Madrid dejaron muy clara la posición de los madrileños, otorgando una posición preeminente al Partido Popular. Su líder regional indiscutible, Isabel Díaz Ayuso, logró un resultado espectacular, pasando de 30 a 65 escaños y quedándose muy cerca del umbral de la mayoría absoluta. Aun no habiéndola conseguido, Ayuso no va a tener ningún problema para repetir al frente de la Real Casa de Correos, gracias al apoyo de los 13 diputados de Vox y a la gran diferencia en representación con la alternativa progresista —que, además, no suma—: 24 escaños para Más Madrid, otros 24 para el PSOE y 10 para Unidas Podemos.
La batalla interna del PP de Madrid que enfrenta a Ayuso y Almeida
Será el próximo 8 de junio cuando se constituya la Asamblea de Madrid y se abra el periodo previo a la investidura de Ayuso como presidenta autonómica, que probablemente será elegida entre el 2 y el 8 de julio. Todo este proceso, fruto del resultado electoral, está ya encarrilado y no va a encontrar obstáculos signficativos en las próximas semanas. Pero en paralelo al abrumador resultado electoral de Ayuso, se ha abierto una nueva batalla en Madrid. Se trata de la disputa a nivel interno por la presidencia del PP en la Comunidad, que mantiene enfrentadas a dos facciones de la formación.
El enfrentamiento se intuía desde fuera en las últimas semanas, pero el debate no había salido todavía a la luz pública hasta este fin de semana. Fue el diputado popular en la Asamblea de Madrid, exalcalde de Getafe (2011-2015) y exsenador (2003-2004 y 2015-2019), Juan Soler, quien aireó cuál es la causa de división en el seno interno de los populares madrileños. Lo hizo en la red por excelencia de la polémica política: Twitter. «Querido alcalde Almeida, creo que te equivocas. En primera persona o por delegación, no sé. Isabel Díaz Ayuso debe y va a ser la Presidenta del PP de Madrid. Conozco a centenares de afiliados que no entenderían otra cosa. Hablaron las urnas y hablarán los militantes», escribió Soler este domingo.
El diputado en la Asamblea ponía sobre la mesa la cuestión que, según se desprende de su propio mensaje, es motivo de enfrentamiento en el PP de Madrid: quién debe ocupar la presidencia regional del partido. Tras la victoria de Ayuso el 4 de mayo, muchas voces apuntaban que la presidenta de la Comunidad debía asumir también el liderazgo interno del partido. Por contra, una corriente interna liderada por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, defiende abiertamente que quien presida el partido no debe tener responsabilidades institucionales, precisamente para poderse dedicar plenamente a la formación.
El liderazgo del PP madrileño es clave, ya que es la federación regional del partido que, juntamente con la de Andalucía, es la que más afiliados reúne. La dirección nacional del partido, que no se ha mojado públicamente sobre el asunto, teme que si Ayuso preside el PP de Madrid —su gran victoria el 4-M haría difícil impedírselo— se convierta en un contrapoder que pueda poner en apuros a Casado, como ya ocurrió con Esperanza Aguirre frente a Mariano Rajoy hace una década, por la concentración de poder político en la figura de Aguirre, entonces presidenta regional y del PP madrileño.
La clave la tendrá la propia Ayuso
Es por eso que una de las voces de la dirección nacional, el alcalde José Luis Martínez-Almeida, ya ha manifestado con insistencia que la bicefalia podría ser el sistema indicado para la gobernanza del PP en Madrid. En los últimos años, Pío García-Escudero ha liderado la formación con gran aceptación por parte de la militancia y la dirección se decantaría ahora por Ana Camins, secretaria general del partido, para evitar precisamente dotar de máximo poder a Ayuso.
La guerra, pues, está ya abierta en el seno del PP madrileño: por un lado, el 'ayusismo', que reclama que la presidenta regional asuma el liderazgo interno de la formación. Por otro lado, la posición de Almeida, que parece ser la de Casado y García Egea —la de la dirección nacional, en definitiva—: evitar que Ayuso se convierta en un contrapoder incómodo. En todo caso, va a ser la presidenta madrileña quien decida: si opta por dar el paso, el sector Casado-Almeida se verá obligado a agachar la cabeza ante la imposibilidad de llevar la contraria a Ayuso, actualmente el valor electoral más cotizado en las filas populares.