En los tiempos de pandemia que vivimos, parece que todas las noticias que provengan de los hospitales tienen que ser tristes, pero por suerte no está siendo así. Ya no solo están las muchas historias de personas que han conseguido el coronavirus, sino que también existen casos de otras personas enfermas que ven como en pocas horas la vida les cambia y por dos veces.
Solo hay que ver lo que vivió Antonio Salvador hace apenas unas semanas. Era mediados de marzo cuando se producía el momento que hace tanto tiempo que esperaba. Por fin había recibido la llamada, de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que le confirmaba que había un donante compatible y que se podría someter al ese trasplante de corazón que le debía salvar la vida.
Pero, claro es que esta gran noticia le llegaba también en unos de los mejores momentos de su vida. Y es que en esos momentos estaba acompañando a su mujer que ya se encontraba a punto de dar a luz. Ana María González ya estaba en la sala de dilatación de la Maternidad del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, viendo como era inminente el nacimiento de su primer hijo
Pese a sus dudas, viendo que su mujer podía dar a luz en cualquier momento, aceptó ser trasplantado, dando la casualidad que Ana se pondría de parto mientras él se encontraba en quirófano. Aun así, él no se arrepiente de no haber visto nacer a su hijo Samuel, que así se llama el niño, tras decir sí a la llamada de la ONT, que le cogió a él y a Ana ya camino del paritorio. «Me costó unos minutos tomar la decisión porque implicaba perderme el nacimiento de mi primer hijo. Sin embargo, en menos de una hora me estaban preparando en el edificio de al lado para la intervención», afirmaba.
Y es que en cuanto se despertó, la alegría fue doble. «Cuando desperté tuve una doble satisfacción», explicaba en un vídeo compartido por el propio hospital. Por un lado, por fin ponía solución a su grave problema de salud, una cardiopatía que, como explicaba uno de sus médicos, suele acabar en una «insuficiencia cardiaca terminal y, como en el caso de Antonio, el trasplante cardiaco es la única solución». Por otro, era el padre de un precioso niño nacido por cesárea.
Ana explicaba también el doble regalo que le había deparado la vida con pocas horas de diferencia. «No podía creer que después de diez años fuéramos a recibir lo más maravilloso de nuestra vida al mismo tiempo que Antonio recibía la vida que necesitaba. Nuestro hijo Samuel vino con un corazón debajo del brazo para su padre», relataba en un vídeo compartido por el hospital.
Antonio vivirá una nueva vida tras años de incertidumbre
No hay duda de que Antonio es desde el día de la operación, un hombre nuevo, y por partida doble. Estrenaba paternidad, pero además se acaba el tener que vivir sabiendo que en cualquier momento podía sufrir otro susto con su corazón que está vez si le costará la vida.
Y es que Ana explica también un episodio que les hizo temer lo peor en 2002. Antonio sufrió una parada cardíaca en el metro, en una estación muy cercana al Gregorio Marañón. Tuvo la suerte de una enfermera de ese mismo hospital se cruzó en su camino, pudiendo salvarle la vida.
El destino parece además haberlo unido a este hospital, pues como decíamos, allí es donde le han intervenido de la enfermedad que marcaba su vida hasta. Por fortuna, y aunque uno de los cirujanos explicaba que vivió con «un poco de angustia» el hecho de tener que operarle mientras nacía su primer hijo, todo acabó como se esperaba: «Empezó a mejorar en los días siguientes y todo acabó al observarle feliz viendo a su hijo en la pantalla del teléfono».