Ángel Hernández, el hombre que ayudó a morir a su esposa María José Carrasco en 2019, ha sido absuelto por la justicia. El Juzgado de lo Penal número 34 de Madrid, que era el encargado de este caso, ha comunicado este martes que Hernández queda libre de los cargos que pesaban sobre él. La entrada en vigor de la Ley de Eutanasia ha hecho que el fiscal retire su acusación, ya que su actuación queda protegida por el nuevo texto legal.
La entrada en vigor de la Ley de Eutanasia salva a Ángel Hernández
Ante la retirada de la acusación del fiscal, la única que se había personado, el juez estaba obligado a dictar la absolución. "Al haberse retirado la única acusación personada en las acusaciones, de acuerdo con la doctrina, procede dictar sentencia absolutoria con todos los pronunciamientos favorables", dice la resolución judicial. De esta forma, Ángel Hernández queda absuelto del delito de cooperación al suicidio del cual se le acusaba desde 2019.
La puesta en marcha de la Ley de Eutanasia, que entró en vigor en España el pasado 25 de junio, ha sido clave para ello. Cuando hay modificaciones legales como esta, se aplican con carácter retroactivo en el caso de que ello beneficie al acusado o condenado. Esto es exactamente lo que ha ocurrido en este caso, en el que Hernández se ha visto beneficiado de la modificación legal que ha obligado a Fiscalía a retirar su acusación.
El caso de Ángel Hernández y María José Carrasco, uno de los más mediáticos sobre la eutanasia en nuestro país
El caso al cual hace referencia la absolución judicial ha sido muy mediático en los últimos años en España. En abril de 2019, Ángel Hernández prestó a su esposa, María José Carrasco, la asistencia necesaria para que pudiera acabar con su vida. Carrasco tenía 61 años y llevaba 30 viviendo en situación terminal por la esclerosis múltiple que sufría.
El sufrimiento de la enfermedad había llevado a Carrasco a manifestar en múltiples ocasiones a su marido el deseo de acabar con su vida. En 1989 le fue diagnosticada esta enfermedad degenerativa, que le supuso un grado muy importante de invalidez, que le fue reconocido en 1996. Desde entonces, Carrasco necesitaba cuidados para realizar absolutamente todas las tareas de su vida cotidiana.
Ante esta situación prolongada durante años y los "intensos dolores, más allá de lo que podía soportar", Carrasco pidió reiteradamente la eutanasia, incluso ante los medios de comunicación. Su marido, Ángel Hernández, intentó disuadirla o retrasar su decisión durante años, esperando una legislación que permitiera dar el paso, pero finalmente la asistió. Lo hizo "incapaz de poder seguir viéndola sufrir, desamparado por la falta de ayudas institucionales, y por las peticiones continuadas, serias, expresas e inequívocas de esta".
En 2019, finalmente, contribuyó a la muerte digna de su esposa, que fue grabada en vídeo como prueba irrefutable de la voluntad de Carrasco. Ángel Hernández le acercó la pajita con una dosis de pentobarbital sódico, una sustancia que le causó la muerte diez minutos más tarde de sorber el contenido del vaso. Inmediatamente después del fallecimiento, Hernández llamó a emergencias para comunicar lo ocurrido y fue detenido.
La Fiscalía se había personado en la causa abierta contra Hernández y solicitaba para él una pena de seis meses de prisión. Le acusaban de un delito de cooperación al suicido. Pero todo cambió el 25 de junio, cuando el fiscal se vio obligado a retirar su acusación, ya que la conducta de Hernández está protegida por la nueva Ley de Eutanasia.
Ahora, con el cierre de la causa abierta contra él, Ángel Hernández cierra un capítulo negro en su vida tras haber ayudado a morir dignamente a su esposa María José.