La pandemia ha tenido consecuencias para toda la sociedad en lo que a hábitos se refiere, pero lo cierto es que ha conseguido calar a tal nivel que otras muchas patologías pasan desapercibidas diariamente, o no se les da la importancia que merecen. Una de estas consecuencias es que se descuide el cuidado de otras enfermedades. El caso de Ana Uglow se encuentra dentro de este aspectro. La joven británica se encontraba de viaje escolar aquejada por un malestar continuo al que sus profesores no dieron la mayor importancia, trágicamente, la joven de 17 años terminó por fallecer de sepsis.
El caso ocurrió en 2019 cuando la estudiante del Bristol Grammar School fue declarada muerta en el hospital de Mount Sinai West, en medio de un tour por distintas ciudades de Estados Unidos. Antes del viaje, la joven había reproducido síntomas relacionados con un resfriado, pero unos días de alzar el vuelo comenzó a sentirse un poco mejor. A pesar de ello, después de su vuelo a Washington el 14 de diciembre volvió a sentirse indispuesta.
«Ana dijo que le preocupaba tener una infección en el pecho, que se sentía mucho peor y tenía fiebre y tos. Dijo que los maestros se habían molestado con ella por estar sin aliento y no poder seguir caminando» declara la madre de la fallecida, que aprovecha para denunciar la negligencia de los educadores ante la sintomatología de la que se aquejaba su hija.
La versión del profesorado
Los docentes se excusan de toda responsabilidad con lo sucedido y aseguran que el único comentario que habían recibido de la joven es que se sentía fatigada. También confirman que no solicitó en ningún momento asistencia médica. La autopsia reveló que la causa de la muerte fue una bronconeumonía y sepsis, que causaron una rápida expansión de la infección causando el final de Ana.
«Estaba preocupado por ella y le dije que hablara con los maestros, que les pidiera que vieran a un médico y que me devolvieran el teléfono. Le dije que exagerara sus síntomas si era necesario para obtener el resultado y que dijera que sus padres estaban preocupados» comentó la madre de la menor.
El día 16 la estudiante declaró que no podía seguir caminando, y que mientras sus compañeros visitaban el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, ella permanecería en el hotel. Al día siguiente llamó a su madre en numerosas ocasiones en el trayecto hacia la ciudad de Philadelphia.
Si bien esta situación tranquilizó un poco a su progenitora, la joven declaró que durante el día 18 los profesores la obligaron a realizar un largo recorrido a pie porque «no podían dejarla sola». La consecuencia de esta caminata fue su ingreso hospitalario en estado crítico, hecho que fue comunicado a la madre por el director del centro.
Irresponsabilidad por parte de los educadores
Es lo que declara la madre, que solo pudo vivir la situación a través del altavoz telefónico para su impotencia. «Estaba furiosa con esos maestros que descuidaron la solicitud de Ana de ver a un médico el martes por la mañana y después de que ella estuvo enferma durante la noche. No se hizo nada para salvar su vida» menciona.
A pesar de que los profesores entendieron que la situación de la joven era crítica en un primer momento, alguno de ellos si la aconsejó el empleo de algún medicamento. Uno de sus docentes le recomendó comprar descongestionante y un jarabe para la tos en una tienda de New York. En este instante Ana sufrió un ataque de tos que la llevó a posarse sobre una papelera para finalmente terminar vomitando. «Ni en mis sueños más locos podría haber imaginado lo que pasaría después» declaró el maestro.