El viernes 3 de septiembre de 2021, los padres de Alex recibieron el mazazo más duro: “Va a morir sí o sí”. Su hijo de 23 años había llegado al hospital con una paliza de muerte y lesiones incompatibles con la vida. Seis meses después, el joven sigue vivo aunque en coma y sus padres piden justicia.
Ana Claudia nunca aceptó que su hijo fuera a morirse y lleva seis meses sin despegarse de su lado. Ahora, por primera vez, ha notado signos de vida en su hijo aunque “se comporta como un bebé que en cada gesto estrena su nueva vida”. Mientras, ella y su marido piden que los responsables paguen por lo que hicieron.
Alex sigue ingresado en el hospital de Górliz en Vizcaya, rodeado de estampitas y con la visita semanal de un cura. Están convencidos de que esa fe ha sido la que ha obrado el milagro. Hay ocho menores y ocho adultos imputados por la paliza que cambió la vida de esta familia el 25 de julio del año pasado.
16 personas imputadas
Alexandru Andrei Ionita llegó a España de Rumanía con sus padres buscando una vida mejor. Con su carácter amable, bueno y solidario se abrieron camino en Lemona, Vizcaya, donde consiguieron trabajo y una perspectiva de futuro. Pero todo se torció la madrugada del 23 de julio del año pasado.
Alex estaba en un botellón en la zona de Jauregiberrian cuando recibió una brutal paliza de manos de una banda latina. Se hacen llamar Los Hermanos Koala, y tienen atemorizado a todo el vecindario. Aquella madrugada se dirigieron hasta Alex y sus amigos para robarles los móviles, pero el joven se interpuso.
El resultado fue una sucesión de golpes y patadas en la cabeza que dejaron al joven herido de muerte. No contentos con la paliza lo grabaron todo y lo hicieron viral para presumir de su hazaña. Fue precisamente a través de esas imágenes como lograron identificar a los agresores, y detenerlos.
Su situación aún es crítica
Alex fue trasladado al hospital con heridas muy graves y tuvo que ser intervenido tres veces en dos semanas. Los daños neurológicos eran muy severos y además no podía respirar por sí mismo. Los médicos les dijeron a sus padres que estaba en coma, y que la probabilidad de sobrevivir era escasa.
La lesión más grave está situada en la parte izquierda del cerebro, y abrieron la zona varias veces para limpiarla. Pero a pesar de la gravedad, y contra todo pronóstico, el joven ha salido adelante y ha conseguido esquivar la muerte. La situación aún es crítica y los médicos advierten que la cosa va para largo.
Pero en los últimos días Alex ha dado señales de vida con algunos movimientos. Es sin duda una brecha de luz en medio de la oscuridad para unos padres que llevan medio año como su hijo, “muertos en vida”. Sus fuerzas están con Alex, pero también concentradas en luchar para que los responsables vayan a la cárcel.
Seis meses llorando día y noche
Todos los imputados tienen antecedentes policiales y fueron detenidos en municipios de los alrededores. Algunos de los menores ya están en libertad, pero los adultos siguen en la cárcel. No ha trascendido nada sobre las diligencias abiertas, y hay una investigación en marcha para dirimir responsabilidades.
“Llevamos seis meses llorando día y noche”, explican los padres de Alex, que no entienden “por qué le hicieron esto” a su hijo. Aseguran que lucharán hasta el final para encerrar a los que se ensañaron con él. Los dos están permanentemente en el hospital, junto a Alex, cuyo pronóstico mejora día a día.
Su juventud, la capacidad de recuperación de su cerebro y los signos de regeneración de la zona afectada hace a los médicos ser optimistas. Ha comenzado a mover la mandíbula y mueve los ojos “como si viera sombras”. Se trata de todo un milagro, empujado por la fuera de su padre y de su madre coraje.