Un operario realizando tareas de desinfección en el metro durante el Coronavirus

El alcalde de la ciudad con el peor brote sabe cuándo llegará la segunda oleada

Girogio Gori entona el mea culpa por los errores que llevaron a Bérgamo a ser el epicentro de la epidemia en Europa

Con el paso de las semanas, la perspectiva de lo que ha sucedido ha cambiado para todos. Incluso para el polémico alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, que cuando el Coronavirus empezaba a hacer estragos en Italia se sumaba al grito de los empresarios «Bérgamo no para» y publicaba fotos con su esposa cenando en un restaurante.

Este fin de semana se celebró en Bérgamo el homenaje a las víctimas del Covid-19. Y aunque este alcalde denunció primero el alarmismo y se sumó a las campañas contra el confinamiento, su ciudad fue uno de los epicentros de la pandemia en Europa. 

Ahora, después de lo ocurrido y tras las numerosas críticas, entona el mea culpa y reconoce claramente que se equivocó: «Estábamos preocupados por no causar mucho daño a la economía, por ser precavidos sin pánico ni alarmismo exagerado». Admite que retrasaron de un día para otro la comprensión de lo que estaba pasando mientras la situación se agravaba.

«Me di cuenta de que la situación era muy grave el 5 de marzo, cuando recibí un correo de un doctor que trabajaba en esta región», cuenta el alcalde. «Me dijo, ‘alcalde, la situación es muy grave’», continúa, «y comprendí que el sistema sanitario había reventado». Desde entonces, «pasamos de infravalorar el problema a asumir que era algo muy serio».

Ahora, ya con otra perspectiva y más familiarizado con la realidad de la epidemia, Giorgio Gori tiene claro la fecha en la que llegará la segunda ola y lanza un aviso: «Si nos fijamos en las tres claves de cómo controlar el virus (las pruebas, la localización y el aislamiento), es evidente que no estamos preparados para una segunda ola, que se perfila para noviembre».

Admite que Bérgamo se convirtió en el epicentro de la pandemia y que es seguramente la ciudad que en proporción tiene el mayor número de víctimas en todo el mundo. En esa localidad murieron más de 6.000 personas por encima de los que habían fallecido el año pasado. «Hubo mucha gente murió en casas o en residencias y no se han contado», explica.

500.000 contagiados

Gori está seguro de que el virus circulaba mucho antes. «Lo increíble es que nadie levantara la mano y dijera ‘el coronavirus está aquí’», dice el alcalde, y justifica su decisión de entonces: «A finales de febrero los expertos, los políticos y yo mismo pensábamos que esto iba a ser algo pasajero. Nos equivocamos, infravaloramos la gravedad de la situación».

Dice que lo que hizo fue para ayudar a las empresas y a los comerciantes, y aunque reconoce que los muertos le duelen, niega que la responsabilidad sea del alcalde: «Hay que entender el sistema de valores de esta región, donde el trabajo es algo importantísimo».

Si antes se oponía al confinamiento, ahora el alcalde Bérgamo es un firme defensor de las medidas de prevención: «Tengo que decir que el riesgo no ha pasado, debemos ser muy rígidos a la hora de respetar las normas de prevención». Sin ir más lejos, el alcalde ha prohibido el consumo de bebidas alcohólicas en las calles a partir de las siete de la tarde.

Además, el alcalde de Bérgamo es muy crítico con el sistema de recuento de los muertos. Las cifras oficiales dicen que en Lombardía hay más de 93.000 contagiados, «pero yo creo que sólo en la provincia de Bérgamo hay 500.000 contagiados».