Noche del pasado sábado. La protagonista de esta historia, una chica de 20 años, acude a una fiesta en una casa de campo de Alcantarilla (Murcia) junto a otras veinte personas. En el momento de marchar se sube al coche de un conocido de un amigo, y ahí empiezan sus tres horas de calvario.
La joven fue raptada, violada y golpeada por su agresor, antes de intentar acabar con su vida estrangulándola. Solo su valentía y la presencia de unos senderistas consiguieron que la chica pudiera zafarse del violador. Este se dio a la fuga y fue detenido horas después, aunque ya está en libertad con una orden de alejamiento.
Según consta en la denuncia, el joven de 25 años y de origen marroquí, intentó asfixiar a su víctima hasta en dos ocasiones. La víctima consiguió distraer al agresor hasta que encontró la oportunidad de escapar. “Hoy podría estar enterrando a mi hija”, asegura su padre, según el cual la chica está ahora en tratamiento.
Lo tenía todo pensado
La veinteañera estuvo de fiesta hasta las 4 de la madrugada, y al terminar buscó a alguien que la llevara a casa. El coche en el que había llegado estaba lleno, así que un amigo le sugirió que montara en el coche de un conocido suyo. Se trata de S. T., un magrebí de 25 años residente en Los Rosales, en El Palmar.
Confiada en la amistad que unía al desconocido con su amigo, la chica aceptó. En el coche iban tres personas: el conductor, el amigo y la chica. Los dos chicos vivían en El Palmar y ella en una localidad anterior, así que lo lógico era que primera la dejaran a ella y luego los dos siguieran su camino.
Pero en vez de seguir el trayecto lógico, el conductor se saltó el desvío a casa de la chica y llegó hasta El Palmar para dejar a su amigo. Una vez este hubo bajado del coche, siguió la marcha en sentido opuesto al que debía ir. Volkswagen Golf de color negro llegó hasta un descampado en San José de la Montaña.
Tres horas de calvario
La chica, consciente de que estaba en peligro, mandó su ubicación al teléfono de una amiga con un mensaje: “Si no contesto al Whatsapp, llama a la Policía”. El conductor le prometió que la llevaría a casa, pero primero quería disfrutar de las vistas con ella. Poco después empezó a agredirla sexualmente.
Ella consiguió bajar del coche y huir, pero el agresor la siguió hasta alcanzarla, la golpeó e intentó estrangularla con las manos. Tras golpearla la introdujo de nuevo en el coche, la tumbó boca arriba, le arrancó la ropa interior y la penetró vaginalmente. Fue entonces cuando intentó asfixiarla por segunda vez.
“A ver qué hago ahora contigo, me vas a buscar la ruina”, le espetó el chico a la chica. Pero esta consiguió calmarla y distraerle, esperando la oportunidad de liberarse. Eran ya las 7 de la madrugada cuando emprendieron el camino de vuelta, pero se perdió y entonces aparecieron unos senderistas.
El violador ya está en libertad
El conductor, perdido en medio del monte y con su víctima al lado, bajó la ventanilla y preguntó a los senderistas por el camino de vuelta. La chica, en un acto de valentía, abrió la puerta y salió del coche gritando y pidiendo ayuda. El agresor, asustado, arrancó el coche y salió corriendo.
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Fue la amiga del WhatsApp quien dio la alarma al Centro de Coordinación de Emergencias. La Policía Local inició la búsqueda con unidades de media docena de pueblos vecinos, y detuvo al sospechoso el domingo por la tarde. Sin embargo, el juzgado de instrucción ha decretado su libertad con una orden de alejamiento.
El padre de la víctima lamenta que el violador esté en la calle mientras su hija está en tratamiento, medicada. “No es ella, ha dejado de ser ella”, lamenta entre sollozos. Según el examen forense, la víctima presenta marcas de asfixia en el cuello, un golpe en la cabeza y lesiones en las extremidades.