África le había pedido a Jonathan que se fuera de casa, pero él se negó y desde entonces ella y su hija dormían en el piso de arriba. El pasado 15 de abril, de madrugada, el agresor subió las escaleras y apuñaló mortalmente a la madre. Intentó también matar a la menor, pero no lo consiguió.
Los hechos ocurrieron en plena Semana Santa, en la localidad barcelonesa de Vilanova del Camí. África Arias, de 44 años, se convirtió en la víctima número 11 de la violencia de género en España en 2022. Un mes después, su padre Antonio ha recordado lo ocurrido en declaraciones a El Periódico.
Antonio ha descrito al asesino de su hija como un hombre agresivo y violento que ya había maltratado a otra mujer. Sin embargo, África estaba cegada por el amor y no quiso escuchar a su padre hasta que ya fue demasiado tarde. Aquella misma noche, Jonathan llamó a su madre para contarle lo que iba a hacer.
Cegada por el amor
Vilanova del Camí es una localidad de 12.000 habitantes cerca de Igualada, en la provincia de Barcelona. Allí es donde llegó hace muchos años la familia de África, procedente de Andalucía y Extremadura. El 10 de julio de 1977 nació África, en el mismo lugar donde tuvo y crió a sus dos hijos (un niño y una niña).
África, una chica muy cariñosa que se ganaba el corazón de los demás con su sonrisa, tuvo a su primer hijo con 10 años. Con su marido tuvo una segunda hija, pero después llegó la separación. La mujer volvió a casa de su padre, Antonio, que vivió sus años más felices junto a sus nietos.
Todo se torció cuando hace unos cuatro años su hija conoció al que sería su verdugo, un chico llamado Jonathan. Antonio le advirtió a África que Jonathan era violento, “pero los hijos no hacen caso de sus padres”. Ella estaba enamorada, cegada por el amor, y no quiso ver la realidad.
La aisló de su entorno
Lo que vino después sigue el clásico patrón del maltratador: Jonathan intentó aislar a su pareja y separarla de su familia. Nunca quería estar con sus hijos y no le gustaba que África fuera a ver a sus padres. En el entorno de la chica eran desconocedores de su realidad, ya que ella no quería preocuparles.
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Cansada del carácter controlador de su pareja, África quiso cortar la relación el pasado mes de febrero. Le pidió a Jonathan que se fuera de la casa que compartían, pero él se negó. Así que, puesto que ni ella ni la niña querían dormir junto a él, todas las noches subían a la planta de arriba.
Según cuenta Antonio, la madrugada del 15 de abril Jonathan entró en la casa, subió hasta donde estaba durmiendo África y acabó con su vida. La agredió con un cuchillo e intentó hacer lo mismo con la menor, que resultó herida al intentar defender a su madre. La niña sobrevivió al ataque.
‘Ya podéis llevarme’
La Policía Local explicó a Antonio que antes de cometer el crimen, el agresor llamó a su madre para explicarle sus intenciones. La mujer llamó a los agentes municipales y enviaron una patrulla a casa de África, pero no llegaron a tiempo. Jonathan se entregó y les soltó una frase que nunca olvidarán.
“Ahora ya podéis llevarme, ya he hecho lo que tenía que hacer”, fue todo lo que les dijo el asesino de África. La juez decretó su entrada en prisión provisional a la espera del juicio por la muerte de África y la agresión a su hija. “Ahora viene lo peor, cuando me doy cuenta de que no volveré a abrazarla”, lamenta Antonio.
África fue trasladada con vida al hospital, pero no pudo salvar la vida y dejó a dos hijos huérfanos. Su historia es la de muchas mujeres que sin darse cuenta caen en las redes de sus asesinos. Este 2022 han muerto 14 mujeres a manos de sus parejas o exparejas, y ya van 1.114 desde 2003.