Un trágico accidente de coche se ha llevado la vida de Carlos Garriel Izquierdo, un avilesino de 37 años. Aunque asturiano de cuna, el trabajo le había llevado hace ya algunos años a Cantabria, donde residía. Era soltero y sin hijos y muy conocido en su Avilés natal, donde hoy reina la consternación.
El joven perdió la vida la noche del miércoles en un grave accidente de tráfico ocurrido en Islares, Castro Urdiales. Fue víctima de un brutal impacto que acabó con su vida de manera instantánea en pleno casco urbano. En el siniestro solo se vio implicado su vehículo y no hubo que lamentar más víctimas.
En los primeros meses de 2022, los accidentes de tráfico en España se han disparado un 40% respecto el año anterior. Las autoridades han mostrado su preocupación por este repunte de la siniestralidad. En parte se debe al fin de las restricciones de la pandemia y el incremento de la movilidad.
Carlos, una persona muy querida
Carlos Garriel nació y se crió en El Quirinal, y también pasó un tiempo de su vida en la localidad de Salinas. Tenía un hermano gemelo y estudió en el colegio de El Quirinal y el Instituto número 5. Aunque hacía tiempo que vivía en Cantabria, nunca dejó de visitar su Avilés natal a menudo.
Carlos era un joven apasionado por el mar y los animales, y muy conocido en su localidad natal. Allí ha llegado la noticia de su repentino fallecimiento causando un gran pesar entre las personas que le conocieron. Aunque vivía en Mogro, en sus redes sociales ponía como lugar de residencia Salinas.
Accidente mortal con un fallecido
Las carreteras cántabras volvieron a registrar el pasado miércoles un accidente mortal. En el kilómetro 154,7 de la N-634, en Islares (Castro Urdiales), un coche se salió de la vía y cayó varios metros por un terraplén. En el interior iba una sola persona, identificada como Carlos Garriel Izquierdo.
Pasaban algunos minutos de la medianoche cuando se produjo este siniestro frente a la taberna Elisa, en Islares. El coche siniestrado volcó y cayó por un terraplén con vegetación. Los servicios de emergencia movilizaron efectivos de Guardia Civil de Tráfico, Bomberos y sanitarios del 061.
Una vez allí solo pudieron certificar la muerte del conductor, un hombre de 37 años nacido en Avilés (Asturias) y residente en Mogro (Cantabria). Carlos era soltero, no tenía hijos, y trabajaba como representante en una empresa de distribución de bebidas. El trabajo le había llevado a mudarse a Cantabria.
Investigación para esclarecer lo ocurrido
El Centro de Emergencias 112 del Gobierno de Cantabria recibió el aviso del accidente cuando pasaba media hora de la medianoche. Bomberos, Guardia Civil y mantenimiento de carreteras estuvieron trabajando en el lugar del accidente. Su cometido era restablecer la normalidad cuanto antes.
También abrieron una investigación para esclarecer los motivos del accidente, aunque parece claro que se trata de un siniestro fortuito. Los Bomberos se encontraban cerca cuando ocurrió el accidente. Estaban apagando un incendio en un contenedor en Cerdigo, una localidad próxima.
Cuando ya se retiraban recibieron el aviso y se dirigieron hasta Islares, donde ya había dos ambulancias atendiendo al conductor. Una vez certificada su defunción, los bomberos procedieron a la excarcelación del cuerpo del interior del vehículo. Fue una difícil labor, ya que el coche era un amasijo de hierros.
Un accidente brutal
El sargento de los Bomberos de Castro, Antonio Barragán, aseguró que no es normal la forma como quedó el vehículo. “No es habitual que un coche se despanele así y entren todos los hierros hacia la cédula de habitabilidad. Eso hizo mucho más difícil la extracción del cuerpo del interior.
Los hierros actuaron como cuchillas alrededor del cuerpo de la víctima. Los bomberos tuvieron que cortar todos esos hierros, abrir la puerta y despanelar el coche por el lateral para sacar al fallecido. Unas labores que se alargaron durante bastante tiempo y que los profesionales tardarán en olvidar.
Los vecinos de Islares aseguran que el accidente fue brutal y que la víctima murió en el acto debido a la caída. La zona permaneció asegurada con conos por la policía, y en el suelo quedaban aún restos visibles como cristales. La noticia ha causado un gran pesar en Avilés, conde Carlos era como conocido.