Rocío Carrasco posando delante de una colección de vestidos de su madre

'Lo hemos conseguido': la surrealista reacción de la familia de Antonio David al embarazo de Rocío Carrasco

La segunda entrega de 'Rocío: contar la verdad para seguir viva' empieza con el anuncio de un embarazo

La segunda entrega de 'Rocío: contar la verdad para seguir viva', empieza con fuerza, y es que Rocío Carrasco ha contado cómo vivió ese momento en el que se enteró que estaba embarazada, y la reacción que tuvieron  Antonio David Flores y sus respectivas familias. 

Así, Rocío ha desvelado que ella sintió una inmensa felicidad al enterarse de que iba a traer al mundo a su primera hija, lo que para ella era un sueño cumplido. «Fue uno de los días más felices de mi vida cuando descubrí que estaba embarazada. Iba a cumplir unos de mis sueños, que iba a tener un hijo. Era lo más grande e importante que me podía pasar», ha detallado entre lágrimas, quizás pensando en cómo está la actual relación con su hija mayor. 

Tras enterarse de que estaba embarazada, y habiéndose hecho una prueba ella sola en el baño porque tenía sospechas, corrió emocionada a contárselo a Antonio David. Aunque, lamentablemente, su reacción no fue la esperada. 

«Le dije que estaba embarazada, y él se cayó al suelo. Lo único que decía era que no podía ser, que no podía ser. Él sabía que si dentro de mi existía la mínima posibilidad de que no lo tuviera, me habría obligado a cambiar de opinión. Me dijo: vas y se lo dices tú a tus padres y a los míos, porque a mi me matan», ha desvelado.

Y es que al parecer, Rociíto tuvo que encarar el díficíl papelón de tener que contárselo a ambas familias. Y, nuevamente se llevó un gran golpe, en esta ocasión por parte de la familia de Antonio David.

«Me quería asegurar antes de decírselo. Reuní a su familia y se lo conté, no veas el alboroto y la alegría, les faltó decir... '¡Lo hemos conseguido, Rocío Jurado tiene una nieta!'. Mi madre estaba en Murcía, y fui a verla para decírselo. Ella ya lo sabía antes incluso de decírselo. La reacción de mi padre fue totalmente diferente, desde que me voy de mi casa con 18 años, yo con él no tengo relación».

Por lo visto, Pedro Carrasco fue muy tajante con su hija, y volvió a recordarle una vez más el gran error que había cometido por irse de casa con Antonio David. «Cuando me vio, fue muy frío conmigo. Me dio un bofetón, que la cabeza me dio vueltas como la niña del exorcista. 'Te lo dije, te va arruinar la vida'. Ha conseguido lo que quería», afirma que le dijo su padre. 

A partir de ahí, volvió a enfrentar una situación incómoda con la familia de su ex, en esta ocasión con su madre, y todo por el nombre que se le pondría al niño que venía en camino. 

«Si era chico, yo quería ponerle al niño el nombre de mi padre, pero la madre no estaba de acuerdo. El niño te lo ha hecho mi hijo, no te lo has hecho tú con un dedo, me llegó a decir mi suegra. Yo rompí a llorar, porque me parece una falta de respeto. El me echó la bronca porque decía que quería llamar la atención y me hacía la víctima».

Rocío ha recalcado que para ella, su embarazo fue la etapa más bonita de su vida. «Para mi esa barriga era lo mejor. Yo me sentía la mujer más guapa del mundo, a pesar de que era incapaz de comer y había ganado mucho peso con el embarazo. Mi madre me dijo desde el principio, que por la forma de la barriga iba a ser una niña. Yo cuando me enteré de que iba a ser una niña, me volví loca de ilusión. Otra Rocío para la familia. Para mí, lo único importante era el bebé que esperaba».

Además, ha contado detalles acerca de su emoción al enterarse que era niña, y de cómo vivió su nueva faceta como madre. «Rocío era una muñeca cuando nació. Mira que cuando nacen no suelen ser guapos, pero ella nació preciosa. Mi madre se puso a cantar en el paritorio al verla de la felicidad». 

Sin embargo, ha querido recalcar que a pesar de su felicidad, tras nacer su hija, Antonio David se aseguró el futuro. «El día que nació mi hija, fue el día que Antonio David se aseguró el futuro», ha sentenciado. Y, ha recordado entre lágrimas, ese amor de madre que no ha vuelto a tener, y que según ella, le ha sido arrebatado. «Estaba completa y estaba pletórica. Siempre me consideraré una buena madre».