Maje y el que fue su marido, Antonio en unas vacaciones

Maje me preguntó si acabaría con la vida de su marido por ella y le dije que sí'

Desde este miércoles, 14 de octubre, y durante trece días, un jurado popular deberá juzgar si la enfermera y su amante, Salva, planificaron y llevaron a cabo el asesinato del ingeniero

Sin duda, el crimen de Patraix ha sido uno de los más rocambolescos que se recuerdan en la historia de Valencia. Maje, más conocida como 'la viuda negra' fue acusada de planear junto a su amante Salva el crimen de su marido Antonio en julio de 2007.

Desde este miércoles, 14 de octubre, y durante trece días, un jurado popular deberá juzgar si la enfermera y su amante, Salva, planificaron y llevaron a cabo el asesinato del ingeniero hace ya 3 años.

Ahora, años después de lo sucedido el amante de Maje la ha incriminado como coautora del asesinato y ha confirmado lo que muchos ya conocían, que se trataba de un crimen pasional debido a las peticiones de su amante. Ya por aquel entonces, la acusación del fiscal defendía que el compañero de trabajo de la 'viuda negra de Patraix' había perpetuado el crimen porque se encontraba en «una situación de intenso enamoramiento y dependencia emocional hacia la acusada».

Las declaraciones de Salva ante el juez

«No sé cómo empezar. En la anterior declaración yo dije que fue cosa mía solamente, pero fue cosa de los dos», así comenzaban las duras declaraciones del enfermero durante el juicio, según ha revelado el periódico 'Las Provincias'.

Además de relatar como había tenido lugar el asesinato contra Antonio, Salva desmontaba sus declaraciones iniciales al asegurar que había sido Maje quién le había indicado como proceder para acabar con la vida de su marido.

Lo cierto, es que llama especialmente la atención la nueva actitud que ha tomado Salva durante el juicio. El susodicho ha pasado de proteger a su amante a acusarla de haber planificado, a sangre fría, el asesinato de su marido. «Dos compañeros de Antonio que habían fallecido en un accidente de tráfico mientras estaban trabajando, ella me comentó que ojalá hubiese sido él, que ya no aguanta más, que quería verlo muerto, y siguió hablándome hasta preguntarme si yo lo mataría por ella, y después de un instante le dije que sí».

«Ella me dijo el día y la hora. Estaba muy nervioso. Tenía muchas ideas en la cabeza. Con lo que ella me contaba, temía que pasara del maltrato psicológico a las manos. Se oyen muchas veces en las noticias casos que sin denuncias previas luego hay víctimas, y no podía consentirlo, no podía perderla (...) y no sé lo que me pasó, yo vengo de una familia cristiana... He trabajado treinta años en un hospital católico...», relataba el amante de Maje entre sollozos.