Fotograma de las imágenes donde Tomás Gimeno entrevista a otra joven

Qué pasó con Anna y Olivia: las últimas horas de Tomás Gimeno con sus hijas

Creen que primero las drogó, luego las mató y hundió sus cuerpos en el mar antes de suicidarse

El buque Ángeles Alvariño encontró ayer el cadáver de Olivia, la mayor de las hermanas desaparecidas en Tenerife. Siguen las tareas de rastreo para encontrar a Anna, la menor, y a Tomás, el padre y presunto asesino de las niñas.

Con el hallazgo del cuerpo de Olivia, la policía empieza a reconstruir las últimas horas de Tomás Gimeno con sus hijas. Se confirma que lastró los cuerpos metidos en bolsas y atados al ancla. Creen que luego se tiró él, con un cinturón de plomo.

Hace dos semanas que el buque oceanográfico Ángeles Alvariño rastrea el fondo del mar en busca de las niñas. La policía trabajaba con la hipótesis del asesinato y el suicidio desde el principio. Anteriormente, habían rastreado la vivienda del padre secuestrador.

Con todos los indicios en la mano, la policía cree que Tomás mató a sus hijas sin dejar rastro de sangre. No encontraron restos orgánicos ni en la lancha, ni en el coche, ni en la casa del padre. Pero creen saber cómo fueron las últimas horas de Tomás con sus hijas.

Las habría drogado antes de matarlas

Tomás estuvo con Anna y Olivia la tarde del 27 de abril, el día que desaparecieron. Las llevó a su casa de Candelaria (Tenerife) después de recogerlas de casa de los abuelos. Allí, la policía estuvo buscando pistas con dos perros olfateadores, Junco y Bill.

Encontraron varios blisters de medicamentos, que estaban a medias. Creen que pudo usar esos calmantes y relajantes musculares para dormir a las niñas antes de matarlas probablemente por asfixia. Luego las metió en dos bolsas tipo petate y las metió en el coche.

A continuación fue al puerto de Marina Tenerife, donde fue captado por las cámaras de seguridad. Se le ve cargando los bultos a su lancha y zarpando. Dos horas después vuelve a tierra firme sin los bultos.

Tomás hundió los cuerpos de Anna y Olivia metidos en bolsas y atados al ancla de su embarcación en esa primera salida. Eran las 21.30 de la noche, y volvió a tierra firme para cargar el móvil y mandar algunos mensajes de despedida.

Uno de ellos a Beatriz Zimmermann, madre de las niñas y ex pareja de Tomás: «No vas a volver a ver a las niñas». También envió mensajes de despedida a sus padres y a algunos de sus amigos. Luego volvió a su embarcación, para zarpar nuevamente.

Las hundió en el mar y luego se suicidó

En su primera incursión cargo seis bultos en la lancha. Dos serían los petates donde iban los cuerpos de las niñas. Los otros serían los lastres para hundir los cuerpos en el fondo del mar, como la botella de oxígeno y el cinturón de plomo. 

En las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del puerto no aparecen las niñas en ningún momento. El vigilante del puerto asegura que tampoco las vio. Todo ello hacía pensar en un fatal desenlace desde el principio.

Queda por descubrir la última parte del plan de Tomás Gimeno. La policía trabaja con la hipótesis de que en su segunda incursión se suicidó. Lo habría hecho en el mismo punto donde hundió a sus hijas, y con un cinturón de plomo ajustado a su cuerpo.

Eso explicaría por qué su teléfono móvil dejó de funcionar justo en el lugar donde se ha encontrado el cuerpo de Olivia. Su cadáver apareció a mil metros de profundidad, en la zona acotada según la última señal telefónica recibida. 

Su cuerpo fue hallado dentro de una bolsa atada al ancla. Al lado había otra bolsa abierta y vacía. El cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia. Eso determinará si, tal y como creen los investigadores, fue drogada antes de morir.

Mientras, siguen las tareas de búsqueda del bebé de un año, Anna. También el de Tomás Gimeno, la última de las piezas del puzzle que faltan por encajar. En su embarcación había también un rollo de cinta americana utilizaba para embalar o atar.

Se había lesionado semanas antes

Tomás Gimeno tenía una personalidad atormentada, era impulsivo y no había aceptado la separación de su mujer. Beatriz había empezado la relación con otro hombre bastante mayor. Había dejado claro que no permitiría que sus hijas crecieran «con ese viejo».

Los celos hacia la nueva pareja de Beatriz habría sido el detonante de la macabra decisión de Tomás. Meses antes había mandado mensajes premonitorios a su ex pareja. «Qué fácil es perder el control de tus hijas», dijo en uno de ellos.

Dos meses antes de secuestrar a sus hijas, Tomás había tenido un accidente mientras practicaba motocross. Se lesionó la clavícula y varias costillas. Esto explicaría que tuviera en su posesión los calmantes con los que supuestamente drogó a sus hijas.